Paralelamente al estruendoso debate político regional en las vísperas electorales discurre la batalla municipal, algo menos ruidosa pero igual de importante. Compite en estas urnas la clase política más cercana a los ciudadanos y la mejor valorada. Un dato elocuente: dos tercios largos de los ... alcaldes cántabros, 69 de los 102, lo son por mayoría absoluta y en su mayor parte lo seguirán siendo a partir del 28 de mayo. En los municipios pequeños y medianos, los vecinos conocen y otorgan su confianza a quienes les gobiernan, con independencia de las siglas. Más todavía después de una legislatura difícil en la que las corporaciones de todos los colores políticos han sido las instancias más eficientes en la lucha contra la pandemia, tirando del superávit y del dinero ahorrado por la suspensión de las fiestas, frente a los errores y la descoordinación que en muchos momentos se ha constatado en el Gobierno central y los autonómicos.
El PRC, con 43 alcaldes, defiende su hegemonía municipal frente al PP (31) y el PSOE (19), partidos pequeños como Vox, Ciudadanos y Unidas Podemos, y algunas plataformas independientes. El PP fue en 2019 el más votado en el mapa municipal, pero el pacto PRC/PSOE le privó de bastantes gobiernos municipales; ahora se propone recuperar un puñado de ellos.
La política nacional y los avatares del debate autonómico, con la reciente sucesión de escándalos, desde la chapuza de los trenes a la corrupción en Obras Públicas, estarán presentes en la campaña municipal, además de los temas específicos, como la controvertida Ley del Suelo, la protección del lobo y el declive ganadero, la industria o la sanidad en el medio rural. Un indicio interesante sobre el clima electoral: en la directiva de la Federación de Municipios de Cantabria (FMC), que preside el alcalde regionalista de Reocín, Pablo Diestro, los representantes de los tres grandes partidos que conviven en buena sintonía, comparten la percepción de una mayor crispación entre la gente, que probablemente no obedece a la discusión política sino que es consecuencia de un tiempo convulso marcado por la pandemia y las dificultades económicas.
El PP hace bastante ruido en la precampaña municipal, para bien y para mal. Ha fichado al alcalde regionalista de Ruente, Jaime Díaz, quien se atreve a garantizar una mayoría absoluta todavía más holgada de la que tenía. En Torrelavega, problemas como de costumbre en su historia reciente. El exalcalde Ildefonso Calderón, aliado de María José Sáenz de Buruaga en el tormentoso congreso de 2017, terminó por irse del partido con un portazo. Cristóbal Palacio se fue disparado para ser candidato autonómico de Vox. La llegada de Marta Fernández-Teijeiro provocó un conflicto y ahora resigna entre lágrimas el cartel electoral. Y en Cayón, la mayoría absoluta más importante del PP cántabro, la alcaldesa Pilar del Río que heredó el cargo de Gastón Gómez, crítico con la dirección del partido, amenaza con una candidatura independiente tras ser descartada como aspirante. Puede que los relevos tengan justificación, pero las fracturas no suelen salir gratis.
En el PRC despiden a algunos alcaldes históricos como José Antonio González Linares (San Felices de Buelna) y José Miguel Barrio (Reinosa), recuperan a otros como José de la Hoz (Bareyo) y José María Ruiz (Hazas de Cesto), repiten muchos y estrenan unos pocos candidatos. La incertidumbre en el regionalismo en plena escandalera es cuánto vigor conserva del que acreditó en el triunfal 2019, cuando se consolidó como el primer partido de Cantabria en las urnas autonómicas y en número de alcaldes, cuando Revilla fue el candidato autonómico más votado en 80 de los 102 municipios, incluidos los 15 más poblados.
El PRC ha apostado con éxito en los últimos años por reforzar la presencia municipal en el Parlamento. Actualmente, seis de sus catorce escaños los ocupan alcaldes (Torrelavega, Reinosa, Reocín, Comillas, Polanco y Corvera de Toranzo). Para estos comicios, la cúpula del partido aún no ha decidido si mantendrá tan alta impronta municipal en la lista autonómica ni cuáles serán las rotaciones. Lo que diga Revilla.
En el PP hay un debate interno sobre la inclusión de regidores en la candidatura regional. La alcaldesa santanderina, Gema Igual, lo ha pedido públicamente con insistencia y seguramente se le concederá –tengamos la fiesta en paz– y ya se verá si la acompañan otros primeros ediles.
En esta cuestión los partidos manejan teorías diversas: hay quien opina que los alcaldes arrastran voto en las listas autonómicas y quienes oponen que eso no es así o que al menos no es para tanto, y que además, a lo largo de la legislatura los alcaldes se vuelcan en sus municipios y aportan muy poco a la actividad en el Parlamento.
El PSOE no hay sitio en la lista autonómica para los alcaldes, ni siquiera para los que tienen potentes mayorías absolutas y fuerte peso político, que podrían ser incorporados de manera excepcional, aunque la norma estatutaria es la de 'un militante, un cargo'. En realidad, en los puestos nobles de la candidatura socialista no hay margen ni para fichajes de relumbrón ni para nadie que no forme parte de la guardia pretoriana de Pablo Zuloaga.
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