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Han vuelto mohínos los 'casares' y pletóricos los 'zuloagas' del congreso de Sevilla que ha sacudido con fuerza la pugna interna del PSOE de Cantabria con el desalojo sin miramientos de la ejecutiva federal de Pedro Casares, sanchista de primera hora, para hacer hueco a ... la disciplinada delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego, que se alinea con Pablo Zuloaga como los dos miembros del nuevo Comité Federal, Noelia Cobo y Javier Incera. La contundente intervención de la cúpula socialista hace suponer que está dispuesta utilizar toda su capacidad de presión para consolidar al actual secretario general en Cantabria en las primarias y el Congreso Regional que se celebrarán en el primer trimestre de 2025. Piensan en Ferraz que si se trata de recuperar fortaleza electoral en las comunidades autónomas no será en un clima de división y conflicto interno, pero está por ver si la paz es posible.
Pedro Sánchez ha adelantado un año el 41 Congreso Federal y lo ha hecho coincidir, ¡vaya derroche de intuición!, con el peor momento para el partido y para sí mismo: con su mujer y su hermano investigados en los tribunales, con sus vicepresidentas, sus ministros y sus secretarios de organización señalados por el comisionista Aldama, con su ofensiva contra Isabel Díaz Ayuso saldada de momento con su fiscal general imputado en los tribunales y su partido en Madrid descalabrado… Con ese panorama, la consagración del liderazgo de Sánchez se ha producido en Sevilla sin debate y con el fervor justito. No estaba el horno para bollos. Pero ha tenido tiempo de ocuparse del PSOE de Cantabria y tomar decisiones después de una conversación con Pablo Zuloaga, paralela a la que mantuvo el secretario de Organización, Santos Cerdán, con su homóloga en Cantabria, Noelia Cobo.
Las conclusiones están a la vista. Los crecientes rumores y especulaciones que aludían a una posición tambaleante de Pedro Casares en la Ejecutiva Federal han resultado ser ciertos. Sánchez ha prescindido de quien le promocionaba en Cantabria cuando nadie le conocía aquí ni en ningún lado, ya sabemos cómo se las gasta el jefe, incluso con los que un día fueron los más cercanos. Los enredos de Casares en la pugna interna seguro que no le han ayudado. Ahora está por ver si intenta asaltar el trono regional de Zuloaga, recién reforzado por Sánchez.
La verdad, cuesta imaginar a Pedro Casares en plan rebelde al frente de una operación que no gusta en Ferraz, esa no es su naturaleza, y además tiene que proteger su carrera política en Cantabria y/o en Madrid. Pero a la fuerza ahorcan. Una vez fuera de la Ejecutiva Federal, con su mandato como secretario general en Santander a punto de concluir, para tener poder orgánico tendría que pelear por el liderazgo del partido en Cantabria. Ha involucrado a mucho militante crítico en la operación para ahora desactivarla o asumir una difícil integración con el oficialismo. Zuloaga insiste en que va a buscar la unidad del partido, no faltaba más, pero estos días Casares ni le cogía el teléfono. En el bando oficialista dan por hecho que habrá batalla, con Casares o con alguien de menos empaque. Zuloaga siempre ha tenido algún adversario en las sucesivas primarias que ha disputado.
Hasta ahora, la facción disidente que encabezaba Pedro Casares navegaba con viento a favor, mientras que Zuloaga había perdido mucho apoyo desde el anterior congreso, cuando era vicepresidente del Gobierno regional, no como ahora que está en la oposición. El empate técnico en la elección de delegados a Sevilla, incluso la ligera ventaja del grupo de Casares y su lugarteniente, Susana Herrán, reflejaban esa realidad. El golpe sobre la mesa en Sevilla, por parte de la cúpula sanchista, puede provocar un cambio de tendencia. El oficialismo ya percibe esa evolución, por ejemplo en la concurrida comida de la Constitución en Santoña, este viernes pasado.
En la elección de delegados al cónclave sevillano, unos 800 afiliados, más o menos una cuarta parte del censo, no participaron, ya sea porque no le dieron importancia a la escaramuza o porque no lo tenían claro, pero cuando lleguen las primarias seguro que la movilización es otra. Con la gran igualdad acreditada entre los dos grupos, cualquier trasvase de un alcalde importante o de una agrupación mediana puede dilucidar el liderazgo del PSOE cántabro. Sin descartar, naturalmente, que la autoridad de Ferraz logre lo que persigue, una paz difícil pero factible, en forma de candidatura única, más o menos integrada, que propicie la mayor unidad y movilización electoral del partido que sea posible por parte de los 'zuloagas' y de los 'casares' de cara a las urnas de 2027. No es que unos y otros compongan un panorama muy estimulante en el PSOE de Cantabria, pero de momento es lo que hay.
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