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Las mociones de censura florecen en primavera con la pulsión incontenible del poder municipal. Menos mal que dos terceras partes de los 102 alcaldes de Cantabria lo son con mayoría absoluta, con el PP, el PRC, el PSOE y un puñadito de independientes, y por ... tanto son inmunes a las emboscadas. Si fueran algunos menos, la Cantabria rural ardería en una guerra de guerrillas incontrolable. El cambio político del año pasado en el Gobierno autonómico genera una fiebre por el mando municipal que desdeña las lealtades y las jerarquías partidarias.
Rionansa, donde empezaron las turbulencias, Voto, Santillana del Mar, tres mociones de censura no son pocas cuando apenas se ha cumplido el primero de los cuatro años de legislatura. Cualquiera podría pensar que queda tiempo suficiente por delante para restaurar las heridas, arreglar los problemas de gestión, unas veces ambiguos y otros poco consistentes con los que se pretende justificar las mociones de censura, y en definitiva, recuperar la normalidad de los pactos de gobierno suscritos hace un año.
Pero las cosas no funcionan así. Quienes promueven el cambio lo quieren ya. Se trata de hacerse con el poder con el mayor margen posible para que los vecinos, que en general no aprueban estas maniobras intempestivas, perciban cambios favorables en los ayuntamientos. Si se deja la operación para cuando la legislatura ya esté avanzada puede que no haya tiempo para que se vea el beneficio. En ese caso los promotores de la moción de censura suelen pagar el pato en las siguientes elecciones y la víctima recibe el premio de los votos por el martirio sufrido.
En fin, el PP gana Rionansa con un tránsfuga regionalista y pierde Voto, donde un grupo independiente y el PRC se turnarán en la Alcaldía, mientras el regionalismo gobernará en Santillana. En el PSOE, el pagano principal, reclaman respuestas contundentes. Pablo Zuloaga y la agrupación de Torrelavega, donde gobiernan con el PRC, han intentado desactivar la moción en el histórico feudo socialista, incluso con una denuncia del alcalde, Ángel Rodríguez, de las presuntas irregularidades en la gestión de la aspirante regionalista a la alcaldía, Sara Izquierdo, su única socia hasta ahora, pero los promotores de la moción no se han dejado impresionar y el cambio se ha materializado. Está por ver si habrá más mociones. Como ha contado El Diario Montañés, el mar de fondo se deja sentir en Reinosa, Cabezón de la Sal, Ampuero, Liendo o Cayón.
El paisaje es propicio para las rupturas súbitas y siempre opera más de un factor. El cambio político que dio el Gobierno autónomo al PP en detrimento de la coalición PRC-PSOE dibuja un escenario más volátil en los ayuntamientos, donde por supuesto las relaciones personales cuentan más que las instrucciones de los partidos, que a menudo se refugian en la autonomía local para eludir su responsabilidad, y también cuando adquieren protagonismo en los gobiernos municipales los grupos de vecinos que no tienen que rendir cuentas ante nadie en Santander. Una cuestión de fondo es que los tres grandes partidos cántabros PP, PRC y PSOE vienen teniendo cada vez más dificultades en presentar listas fiables en la mayoría de los ayuntamientos, de modo que se han relajado cautelas y filtros a la hora de cubrir el mapa rural.
No es fácil frenar las mociones de censura. El pacto antitransfuguismo no es una ley ni tiene ese alcance, es un pacto de caballeros –o de truhanes, según los más escépticos– suscrito en 1998, y revisado en 2000, 2006 y 2020, cuya eficacia se ha demostrado limitada. En los municipios la política tiene vida propia: la presión de las cúpulas partidarias influyen lo justo y los escaños no son de los partidos sino de los cargos electos.
El PP y el PRC, los dos partidos con más potencia municipal, han tenido protagonismo en las últimas escaramuzas y no se puede descartar que encuentren nuevos escenarios para la pelea. Cuando alguno ataque hará bien en prepararse para la respuesta del adversario, pero ambos tendrán que manejarse con prudencia.
El apoyo del PRC de Revilla a la investidura de la popular María José Sáenz de Buruaga como presidenta del Gobierno de Cantabria y a los Presupuestos de 2024 han tenido como fundamento y contrapartida el buen trato del Ejecutivo a los municipios gobernados por el regionalismo. Tras el verano, allá por septiembre, la dirección del PRC evaluará cómo se ha cumplido ese compromiso, con vistas a negociar en el último trimestre los Presupuestos 2025. Nada hay más importante para el PRC, ni siquiera la sucesión de Revilla, que mantener su fuerza local.
A medida que avance la legislatura hacia su final es más probable que se produzcan movimientos de ruptura y fichajes en la política municipal, incluso en municipios en los que operan mayorías absolutas. El PP tiene ahora la llave de la caja y eso es un señuelo muy goloso para los alcaldes de los partidos que están en la oposición, como el PRC, cuando oigan los cantos de sirena del poder para que cambien de bando.
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