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Fue el primero y el más clamoroso de los goles en propia puerta que el PP se ha metido en las últimas semanas. Lo que le faltaba al consejero de Salud, César Pascual, era dar facilidades a la oposición, sobre todo al PSOE que le ... está contando los pasos desde hace tiempo. Al menos desde el final de la anterior legislatura, cuando el entonces diputado popular Pascual hizo el ademán de dejar la política y los socialistas le despidieron con un recadito sobre sus oscuras relaciones políticas y familiares con Ferrovial cuando era gerente de Valdecilla. Tras reaparecer como consejero, hace unas pocas semanas Pascual se relajó en el 'Diario Médico' al exponer su teoría que distingue las clases turista y 'bussines' en la sanidad para sugerir la conveniencia del copago que el PP rechaza al día de hoy. La polémica declaración se produjo en vísperas de que trascendiera el incremento de las listas de espera en los pocos meses que lleva como consejero.
No le faltaba ingenio a la comparación de la atención sanitaria con el transporte aéreo, lo que hace pensar que no fue una improvisación; o sea, que Pascual decía lo que pensaba, aunque seguramente no pensaba lo que decía, a juzgar por lo rápido que la presidenta Buruaga le hizo rectificar y la oposición se le echó encima. Hasta Pedro Sánchez le dedicó unos segundos de su trascendental discurso ante el Comité Federal a la idea del consejero cántabro que le había chivado Pablo Zuloaga. Como para dejarlo pasar en el PSOE cántabro, luego que el PP en la oposición haya tenido como dianas principales estos años a los tres últimos consejeros de Sanidad socialistas: a María Luisa Real, por la corrupción de los altos cargos del departamento, a Miguel Rodríguez, que dimitió durante la pandemia, y a Raúl Pesquera, por las deficiencias en la atención, con frecuencia con Pascual como portavoz popular en la materia.
En el PP eran conscientes de que Pascual emprendía con un 'tiro en el ala' el largo y proceloso vuelo de una legislatura con un Gobierno en minoría. Pero ya se sabe que no es fácil encontrar buenos consejeros, ni siquiera para alguien que conoce bien el sector sanitario como Buruaga, o tal vez se consideraba a Pascual como el mejor gestor para lograr objetivos tan ambiciosos como la erradicación de las listas de espera o la creación del gran parque de salud y eso obligaba a correr el riesgo que supone su vulnerabilidad ante la oposición.
El caso es que el PSOE se ha lanzado al desgaste de Pascual con la clásica secuencia de preguntas, interpelaciones y mociones en el Parlamento y con críticas mediáticas. No es el único representante popular que recibirá un tratamiento similar, a tenor de los recientes errores no forzados, ni por la oposición ni por crisis sobrevenidas como la enfermedad hemorrágica de las vacas. Son las becas de bachillerato para centros concertados anunciadas por el PP y luego desmentidas por el consejero Sergio Silva, las alusiones a los funcionarios que se la pasan tocando el violín que formuló el consejero de Economía Luis Ángel Agüeros, quien también ha tenido que desmentir que se hubiesen desviado fondos europeos a gastos indebidos por el Ejecutivo PRC/PSOE, como habían denunciado el PP y también Vox.
Tampoco ha estado muy fino el Gobierno popular en el amago del aumento de sueldo de sus consejeros, al que ha renunciado después de que todos los demás partidos le afearan la iniciativa. Ni al convocar la aprobación de los Presupuestos 2024 de forma que Buruaga fuera la única presidenta autonómica que no asistió a la jura de la Constitución de la princesa Leonor.
En fin, la cadena de deslices que ha hecho las delicias de los grupos opositores refleja, como mínimo, un descontrol de la acción política, del discurso y los pronunciamientos del Gobierno popular y de su grupo parlamentario.
En el PP valoran muy positivamente la gestión de Buruaga y su diligencia a la hora de rectificar las malas decisiones, pero lamentan que la impronta del partido en los distintos niveles del área gubernamental no sea tan potente como debiera para evitar los patinazos. Otros argumentos más indulgentes aluden a la falta de rodaje, que se corregirá más pronto que tarde.
El PSOE de Pablo Zuloaga se propone sacarle partido a las pifias del PP, desde su posición de único partido que se sitúa en la oposición frontal, que es así como se define y no le falta razón.
Verse desalojado del poder por las urnas del 28-J ha sido doloroso para los socialistas, la única compensación es que ahora pueden emprender su propio camino, después de tantos años subordinados al PRC de Revilla. Los regionalistas, técnicamente en la oposición, también han reaccionado a varios de los desatinos del PP, pero con bastante contención, una o dos marchas menos que el PSOE, e incluso que Vox, que también ataca al PP de forma selectiva. Naturalmente, el PRC no puede ser demasiado hostil con el Gobierno con el que ha pactado a toda velocidad los Presupuestos de 2024.
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