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El periodo de esplendor de la izquierda radical en Cantabria resultó efímero. Tras la explosión de la llamada nueva política en 2014, Podemos entró pujante en el Parlamento regional en el inicio de la legislatura 2015-2019, pero antes de llegar al final el partido ... ya estaba hecho unos zorros.
Los tres diputados podemitas que habían llegado a la Cámara con el 8,8% de los votos, y que fueron decisivos para la investidura de Miguel Ángel Revilla, pronto salieron tarifando entre ellos y la ruptura política terminó en los tribunales. Los órganos del partido quedaron desactivados y en la militancia cundió la desmovilización. En dos elecciones generales consecutivas, 2015 y 2016, Rosana Alonso logró un escaño para Podemos, y en las de abril de 2019, ya la formación desguazada, lo perdió, y también fracasaron en las autonómicas de aquel año: Podemos e IU concurrieron por separado y no obtuvieron representación parlamentaria.
A la izquierda alternativa siempre le va mejor en los sondeos que en las urnas. Durante la campaña de las elecciones autonómicas de mayo, algunos sondeos y todos los partidos frecuentaron la teoría de que Unidas Podemos metería dos diputados en la Cámara y sería el tercer socio de un Gobierno con PRC y PSOE, frente a la derecha de PP y Vox. En el escrutinio del 28M, nunca estuvieron cerca del 5% que marca el umbral de la presencia parlamentaria y se quedaron en el 4,08%.
Y en estas elecciones generales, Sumar, que lleva como candidata a Carmen Martín, con el apoyo entusiasta de su partido, IU, y bastante más tibio de Podemos, vuelve a aparecer en alguna que otra encuesta. El CIS ve a Sumar en condiciones de disputar con Vox el quinto y último escaño de Cantabria en la Cámara Baja. Claro que Tezanos otorga al partido de Yolanda Díaz el tercer puesto en el escalafón y hasta 50 diputados en toda España, para que así le salgan las cuentas a un Gobierno de izquierdas con Pedro Sánchez al mando. En otros estudios, como el de GAD3, Sumar se queda más o menos en la mitad de escaños, entre 25 y 30 según los 'trackings', y como cuarta fuerza por detrás de Vox. En Cantabria, como en los territorios con cinco o menos escaños, nada que hacer.
Sumar transita un rumbo incierto en la campaña, lo cual no es raro para una coalición de 15 partidos y con una relación tensa con su antecedente político, el viejo Podemos de Pablo Iglesias e Irene Montero, y con un programa a veces borroso en asuntos como el cheque regalo de 20.000 euros a los jóvenes, el posicionamiento sobre la autodeterminación de Cataluña o la regulación del periodismo. A Sumar y a Yolanda Díaz no les faltan atractivos, falta saber si el proyecto y el liderazgo son consistentes.
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