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Las relaciones entre los dos principales partidos de Cantabria, PP y PRC, discurren por ciclos de signo opuesto desde el comienzo de la presente legislatura: ... del acuerdo en los asuntos importantes al desencuentro en el debate parlamentario entre Gobierno y oposición y en la política municipal que llega hasta las mociones de censura.
No hace todavía dos meses que el Gobierno regional del PP aprobó los Presupuestos del año en curso con el apoyo del PRC después de una rápida negociación. Lo mismo sucedió en el año anterior y antes el PRC fue generoso al facilitar la investidura de la presidenta popular Sáenz de Buruaga, como apoyó también asuntos importantes como la reforma fiscal o la modificación de la Ley del Suelo.
Pero a los momentos de entendimiento entre el PP y el PRC les siguen los desacuerdos. Sucedió a lo largo de 2024 y también ahora en lo que llevamos de 2025 cuando el PRC elige priorizar su papel de primer partido de la oposición. No hay materia que no merezca el reproche político: el estancamiento económico y el declive industrial, la gestión educativa y docente, las carencias sanitarias, el déficit en el desarrollo rural…
Uno de los asuntos que más debate merece es la Ley de Simplificación Administrativa, una de las normas principales del plan legislativo que maneja el PP, quizá demasiado ambicioso para un Ejecutivo que no tiene mayoría. Los populares hubiesen querido el apoyo del PRC y de Vox para alcanzar el máximo consenso posible, con el PSOE ni lo intentan, pero de momento solo hay un acuerdo con Vox de incierto alcance. Los regionalistas todavía creían esta semana que era factible un pacto más amplio si hubiese cesiones sensibles por parte del PP, pero no tiene esa pinta ahora que los populares tienen la mayoría garantizada.
En la crisis entre populares y regionalistas el consejero Roberto Media es el portavoz gubernamental más contundente. Por ejemplo, en torno a la auditoría que se ha conocido estos días sobre la trama de corrupción en la Consejería de Obras Públicas que se reveló hacia el final de la legislatura pasada. Media echa en cara al PRC la falta de control en el departamento que dirigía en esos años para así devolver algunas de las críticas que el partido de Revilla dedica al Gobierno del PP en otras parcelas de gestión, mientras los regionalistas se quejan amargamente, y en eso no les falta algo de razón, de que ya pagaron cara su responsabilidad en este escándalo que sin duda contribuyó a su severa derrota en las urnas de 2023.
Los desencuentros entre el PP y el PRC se expanden al plano municipal, por ejemplo con la moción de censura que se acaba de producir en Cabezón de la Sal, con el acuerdo de socialistas y regionalistas contra el alcalde del PP, sin olvidar las turbulencias habidas y por haber en municipios como Ampuero y Reinosa.
Dicen los populares, el portavoz parlamentario Alonso o el consejero Media en la despedida elogiosa al alcalde popular, que las guerras sucesorias en el PSOE, con Pablo Zuloaga desalojado del líderazgo, y en el PRC, inmerso en el proceloso relevo de Miguel Ángel Revilla, inducen las mociones de censura. Pero son más bien las relaciones políticas y los intereses personales que rigen en los ayuntamientos las que han primado en la media docena de operaciones de ese tipo que se han materializado cuando no se ha llegado todavía al ecuador de la legislatura. Aunque, desde luego, también influyen, efectivamente, las agitadas vicisitudes que afrontan las direcciones regionales de los partidos.
El PP veía a Zuloaga como un rival electoral más fácil, o al menos eso decía, y ahora ven al nuevo secretario general del PSOE, Pedro Casares, como más proclive al diálogo, aunque sin exagerar. En lo que concierne al PRC, creen los populares que cualquiera, los Marcano o Blanco, son mejores para un entendimiento futuro que Paula Fernández, a quien atribuyen las maniobras contra el PP por su influencia en el aparato del partido y en los municipios, y por su inclinación a coser acuerdos con el PSOE.
Las crisis PP-PRC tienen un efecto directo en la política municipal. Los alcaldes regionalistas esperan un buen trato del Gobierno autonómico popular y en el PP exigen a cambio que el PRC les haga en la Cámara una oposición comprensiva, con frecuentes apoyos. A veces las relaciones funcionan mediante pactos de no agresión y en otros momentos la política se enreda por un asunto u otro. En ese toma y daca se van configurando situaciones propicias para las mociones de censura, los fichajes de alcaldes y las operaciones de acoso y derribo en el mapa municipal, en un clima tóxico que seguramente irá a más en lo que queda de legislatura.
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Ana del Castillo
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