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A lo largo de 2024, un congreso que consagre a un único candidato de consenso para ocupar la secretaría general del partido y el cartel electoral de 2027. Esta es la fórmula –razonable, factible, difícil– generalizada en el regionalismo ante una misión tan problemática como ... la sucesión de su fundador y líder indiscutible durante cuatro décadas largas, Miguel Ángel Revilla, quien llevó al minúsculo partido que era cuando nació en 1978, frente a los gigantes PP y PSOE, al primer puesto del escalafón de la política cántabra en 2019. El varapalo en las elecciones del pasado mayo, más doloroso de lo esperado, acentúa la necesidad del relevo.
Revilla, de buen ánimo y con la agenda mediática llena de presencias televisivas y actos por España no muestra, al menos en público, ningún apuro por la sucesión. Dice que hay tiempo de sobra en la legislatura para acometer el proceso, pero en el partido, algunos abiertamente y otros en voz baja, opinan que el cambio no puede demorarse mucho, que al partido le urge resolver las incertidumbres en los planos orgánico y electoral. Revilla cede protagonismo en el Parlamento a los demás dirigentes del PRC en la doble condición de opositor/aliado del PP en el Gobierno. Hasta los dirigentes populares reconocen el saber estar de Revilla y el regionalismo en el cambio de ciclo político, desde el apoyo en la investidura de la presidenta Buruaga hasta el reciente acuerdo presupuestario.
Aquello que decía Rafael de la Sierra de que Revilla era irrepetible, que solo podría ser sustituido por todo un partido, es tan cierto como que el PRC dispone de un amplio banquillo para escoger a quién tomará la batuta en el futuro. Para empezar, varios de los consejeros del último Gobierno PRC/PSOE: Francisco Javier López Marcano, que pasa por ser el que más apoyos tiene entre la militancia: Paula Fernández, con el control del aparato como secretaria de organización; Guillermo Blanco, aparentemente con menos interés en participar en la pugna por la herencia. O el portavoz parlamentario, Pedro Hernando, que siempre se borra de la carrera sucesoria. O algunos de los potentes alcaldes regionalistas: Pablo Diestro (Reocín), que acaba de cerrar un ciclo de ocho años al frente de la Federación de Municipios de Cantabria, muy bien valorado por los regidores de todos los partidos; Javier López Estrada, que ha renovado el bastón de mando en Torrelavega; Óscar Villegas, que ha logrado los once concejales de Puente Viesgo, o Rosa Díaz, que ha repetido mayoría absoluta en Polanco.
Los partidarios de López Marcano, eterno delfín de Revilla, creen que es el mejor candidato para un tiempo de transición hasta que tome el mando la nueva generación de dirigentes. Pero en el partido hay otras voces que postulan una renovación más contundente para un partido que tendrá que ser bien distinto de lo que ha sido cuando Revilla no esté en primera fila, con un líder más joven para, entre otras cosas, recuperar el voto juvenil que se había ido ganando hasta 2019 y que se perdió en buena medida en las últimas elecciones.
Desde luego, son dos visiones diferentes que no será fácil conciliar. En el PRC, ahora fuera del Gobierno cántabro, el patrimonio más valioso y la mayor fortaleza anida en el municipalismo, con 35 alcaldes y una importante estructura regional, por lo que este ámbito local va a tener un peso determinante en el congreso sucesorio, bien para apoyar a alguno de los dirigentes autonómicos o incluso para proponer a alguno de sus alcaldes como líder del partido.
Ni siquiera se manejan fechas para el cónclave decisivo.
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