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Aanza la campaña de las europeas envuelta en un ruido insoportable, entre la aprobación de la amnistía y Puigdemont con las maletas preparadas para volver a casa, los avatares judiciales de Begoña Gómez y los choques diplomáticos con Argentina e Israel, mientras en Cantabria discurre ... la cuenta atrás para el Debate sobre el Estado de la Región. Los dos Gobiernos, el de Pedro Sánchez y el de María José Sáenz de Buruaga, ponen a prueba su estabilidad precaria. La convocatoria de elecciones generales se ve como una opción probable para los próximos meses, también el PP cántabro dispone del recurso de las urnas anticipadas, pero sólo si se ve en una situación desesperada. El PP necesita la victoria que los sondeos le otorgan cada vez con menos ventaja para consolidar la tendencia favorable en su dominio del mapa autonómico y para extender su poder a la política nacional. Alberto Núñez Feijóo clama por el adelanto de las elecciones generales y en una de esas Pedro Sánchez se las puede conceder. Si Sánchez gana las europeas, después del triunfo en Cataluña y con buenos indicadores económicos, puede que se anime a intentar propinarle un golpe letal al PP de Feijóo. Y si pierde Sánchez, si no puede sacar adelante en el Congreso leyes como las de la prostitución y el suelo, y mucho menos los Presupuestos del Estado, sometido al chantaje independentista, si está cercado por la corrupción y el rechazo social a la amnistía, si en el PSOE no cesan las voces críticas… a lo mejor Sánchez no le queda otro remedio que tomar el riesgo de las legislativas para intentar poner el contador a cero. El presidente es muy capaz de resistir en una posición tan frágil, pero también le sobra audacia para llamar a las urnas. Miguel Ángel Revilla, espectador relajado del intenso ciclo electoral en el que el PRC no participa, cree que el PP ganará las europeas. En sus frecuentes viajes y encuentros por todo el país, él percibe 'dos Españas': allí donde hay fuertes nacionalismos le va mejor al PSOE, en el resto del país gana el PP, ahora y se supone que en unas eventuales legislativas que el jefe regionalista aventura más temprano que tarde.
Revilla acaba de despachar en una mañana la asamblea de dirigentes regionalistas con un discurso que suena un pelín autoritario, eso de que la sucesión será cuándo y cómo él diga, y de nuevo no hay nadie que le replique en voz alta. Será el respeto debido o tal vez que en el partido opera un cierto miedo al vacío de no volver a contar con el gran líder en el cartel electoral, de que sin él la derrota de hace un año aún puede ser peor. El líder regionalista habló vagamente del futuro, de volver a negociar los Presupuestos 2025 con el PP gobernante como los de este año, incluso de un pacto de gobierno estable entre ambos partidos a su debido tiempo, pero no aludió al cercano Debate sobre el Estado de la Región. Es el primero para la presidenta Buruaga y la CEOE de Enrique Conde lo recibe con un balance crítico del primer año de Gobierno que resulta doloroso para el PP. El Ejecutivo regional quisiera presentar un ejercicio provechoso con hitos logrados con la colaboración del PRC, como la rebaja fiscal o la ley del suelo, con avances en el desarrollo eólico, la agenda digital o las recientes buenas noticias sobre nuevas industrias y la reducción de las listas de espera. Pero está por ver qué puede esperar un Gobierno en minoría de un debate de política general. Nada del PSOE, desde luego, pero quizá el PRC pueda mostrar el talante constructivo que lució en el primer semestre de la legislatura o Vox abra la puerta algo más de lo que ha venido siendo su costumbre al diálogo con el PP. Para el Gobierno Buruaga, el Debate sobre el Estado de la Región es un hito importante en lo que concierne a la propia discusión política y a las votaciones de las numerosas propuestas de resolución que presentarán los grupos. Los revolcones parlamentarios no gustan a quien los recibe, pero unos son digeribles y otros no. El momento crucial para el Ejecutivo popular llegará tras el verano, cuando haya que abordar a negociación de los Presupuestos 2025.
La hora decisiva de poner toda la carne en el asador en el tira y afloja o de tomar decisiones drásticas si no aparece un socio disponible para aprobar las cuentas. El 'botón nuclear' de las urnas anticipadas es básicamente un arma disuasoria que nadie quiere y todos temen, pero nunca se sabe.
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