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Cuántas veces nos habrá dicho Miguel Ángel Revilla, con la media sonrisa socarrona asomando bajo el bigote, que cualquier militante regionalista podía aspirar sin más ... trámites al liderazgo del partido en un congreso. Era el Revilla tantos años pletórico, fundador del partido, eterno en la secretaria general y en el cartel electoral sin discusión, como no fuera la anécdota de Fernando Tocino, el hermano de la exministra del PP, que allá por los primeros noventa se postuló para el mando del PRC sin más apoyos que el suyo. Ahora es el tiempo del relevo, aunque sea parcial y por fases, de un Revilla crepuscular y la cúpula del partido intenta tutelar el proceso. Los aspirantes no han de pedir el aval previo de la militancia sino el de unos pocos notables de la ejecutiva. La alcaldesa de Polanco reclamaba un mecanismo más abierto a las bases y se quedó sola. El mandato de quemar a posteriori los papeles que documentan los avales añade un toque conspiranoico que genera mucha guasa dentro y fuera del PRC. Como lo del espontáneo desconocido que presentó su candidatura por la mañana y la retiró por la tarde.
Para ser una idea casi unánime la de buscar un candidato de consenso que abandere al partido en las urnas de 2027 y así evitar la peligrosa división interna, proliferan los aspirantes. Pero merece alguna valoración positiva que cuatro dirigentes destacados hayan reunido valentía y legítima ambición política para enfrentar el gran desafío de suceder a Revilla en la competición electoral con el partido a la baja. Javier López Estrada, diputado y alcalde de Torrelavega, el más alto cargo del PRC, donde se asienta la agrupación más importante, recoge el testigo de su padre, Javier López Marcano, el sempiterno delfín de Revilla, consciente de que los años pasan para todos. Guillermo Blanco, diputado, el hombre de confianza de Revilla que luego lució como consejero rural. Pablo Diestro, alcalde de Reocín, muy respetado en la política por su etapa de presidente de la Federación de Municipios de Cantabria, que hace sólo unos días se había descartado para la carrera sucesoria y luego ha cambiado de opinión con el subsiguiente río de especulaciones. Y la única mujer, Paula Fernández, diputada y al mando de la organización del partido. En su entorno temen que la condición femenina no le ayude, que el PRC no esté conectado del todo con la tendencia actual de que las mujeres ocupen en Cantabria los cargos más importantes en la política, la empresa o la universidad. Veremos.
Ahora se abre un plazo para acreditar las candidaturas con avales, para renunciar y negociar, para medir fortalezas y puntos débiles: la movilización de Torrelavega, la fuerza del aparato, la influencia de los alcaldes, la oportunidad de pactar un candidato sin grandes apoyos propios ni tampoco grandes rechazos. Puede que al final, en mayo, haya competencia. 'Pues si hay que votar se vota y no pasa nada', dicen los más atrevidos. Enfrente recurren al ingenio: 'Solo puede quedar uno, como en Los Inmortales'.
El PRC elige esta primavera al candidato electoral, pero tiene mucha tarea por delante. Por ejemplo, el tránsito del revillismo al regionalismo, que es la forma algo brusca con la que se ha interpretado al difunto Rafael de la Sierra cuando decía que sólo la fuerza de todo un partido podría suplir a un Revilla irrepetible.
La ideología nunca ha sido un problema para el PRC, donde conviven quienes están más cerca del centro-derecha del PP y los que se inclinan hacia el centro-izquierda del PSOE, pero también cuenta el modelo organizativo. El PNV hegemónico en el País Vasco fue, hasta que empezó a tambalearse, un ejemplo para los regionalistas, incluso con la bicefalia que ahora adoptan a la fuerza por el declive de Revilla. También los hay que miran al BNG gallego, que estos días propone que España abandone la OTAN, como los 'rojos' de toda la vida. No está claro, en todo caso, que los modelos importados ayuden a mejorar algunas carencias consolidadas como la baja impronta del partido en las zonas urbanas o en el Arco de la Bahía.
Y luego está qué hacer con Revilla. De momento está prevista esa rara fórmula de que ahora sólo se elige al candidato electoral y Revilla se queda como secretario general hasta el congreso de finales del año preelectoral de 2026, de modo que el nuevo jefe orgánico será elegido apenas seis meses antes de las urnas.
No es poco dilema resolver cuál será el papel de Revilla en la campaña. Hay quienes piensan incluso que debiera prolongar su mandato orgánico hasta las elecciones, acompañar al candidato autonómico y a otros aspirantes en los carteles, en los medios y en los mítines. Que el partido aproveche el tirón electoral que le quede a su histórico líder y que en caso de fiasco no se pueda tirar de la coartada: 'Claro, como Revilla ya no se presentaba'. En dos palabras, que el líder histórico comparta, para bien o para mal, la suerte del partido.
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