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Las Cercanías y los trenes que quepan en los túneles que todavía no se fabrican, la conexión ferroviaria rápida con Bilbao, el dinero del Mupac que el ministro Urtasun no garantiza a Buruaga en su reciente visita a Santander para la primera piedra del Reina ... Sofía, la de La Pasiega con la estación intermodal imprescindible para que el proyecto sea operativo, la financiación autonómica en el aire, el control de los lobos que hacen estragos en el medio rural, la adecuación de Ley de Costas que reclaman los afectados, una política energética para la industria, las integraciones ferroviarias comprometidas… El capítulo de las reivindicaciones a Madrid, tan prolijo, pretende ser un eje principal del discurso y la acción política del Gobierno regional del PP en el año que acaba de comenzar. Meter presión a Pedro Sánchez y su Consejo de Ministros es lo que procede, pero si no fueron espléndidos con los suyos, la coalición PRC-PSOE gobernante hasta mayo pasado, no es fácil que sean más generosos con el PP cuando ni siquiera se les ha visto predispuestos a hablar con Buruaga ni con sus consejeros. Así que más les vale a la presidenta y a su equipo estar preparados para hacer frente al desarrollo de Cantabria con los recursos propios.
La reivindicación a Madrid ha estado en el centro del ideario de Buruaga en el programa electoral del 28M y luego cuando se convirtió en presidenta de Cantabria. En estos días ha sido un aspecto destacado en el discurso de la presidenta del Parlamento y número 2 del PP, María José González Revuelta, en la conmemoración del 42 aniversario del Estatuto de Autonomía y en el avance de objetivos para el nuevo periodo de sesiones del portavoz parlamentario y número 3 del partido, Juan José Alonso.
Allá por el mes de noviembre, el PP logró un alto grado de consenso parlamentario contra la amnistía y contra los privilegios con los que Sánchez beneficia a los independentismos en detrimento de los intereses de Cantabria y otras regiones. PRC y Vox apoyaron la iniciativa, solo el PSOE votó en contra.
La reivindicación vuelve ahora a la Cámara pero hay un clima distinto. El líder socialista, Pablo Zuloaga, exige a Buruaga que deje de confrontar con Madrid, que en vez de mandar a Bruselas a la consejera Urrutia para hablar de la amnistía atienda el largo catálogo de asuntos de Cantabria sin resolver, de modo que el PP le hace caso por un momento y le insta a aclarar qué ha sido de los 13 millones de euros que se echan en falta en la Sociedad de Cultura, en manos del PSOE hasta hace poco.
El PRC deplora la desidia popular en los siete meses que lleva en el Gobierno sin avanzar en ningún proyecto que no sea de los que puso en marcha el Ejecutivo anterior. Tampoco en materia de reivindicación, que es un sello distintivo del PRC, pues no hay ni noticias de la entrevista de Buruaga con Sánchez. El PP hace como que se sorprende por el tono severo del regionalismo con el que aprobó los Presupuestos de 2024 hace sólo un mes. Bueno, el PRC es, formalmente, el primer partido de la oposición y se le tiene que notar de vez en cuando. También Vox critica la parálisis del Gobierno al que el PP no le dejó entrar.
Del conjunto de voces opositoras se extrae la conclusión razonable de que el nuevo Gobierno tiene que pisar el acelerador de la gestión ante las señales preocupantes que se suceden en la economía, el empleo, el PIB o la calidad de los servicios públicos. Dice Buruaga con aplomo que enderezar la herencia recibida no es fácil y que llevará su tiempo, y así será, pero para eso se ha producido el cambio político, para que se perciba el nuevo rumbo.
La reivindicación a Madrid es obligada, pero no conviene abusar del término porque la queja permanente puede sonar como una descarga de las responsabilidades propias. La presidenta Buruaga sabe muy bien que si falla el Gobierno central de turno hay que poner en marcha los resortes propios disponibles. Ella sacó adelante el nuevo Valdecilla desde el Ejecutivo autonómico después de dos lustros largos de olvido de Madrid tras el derrumbe de 1999, en lo que ha sido el hito principal de su carrera política hasta que el año pasado ganó las elecciones y asumió la Presidencia de Cantabria.
El plan de choque contra las listas de espera es un paso en la buena dirección, pero no deja de ser un intento urgente de reparar el fiasco inicial, seguramente el más visible y ruidoso del Gobierno actual. Ahí esperan importantes desafíos como el anunciado parque de salud en alianza con la Universidad y las empresas, las infraestructuras y carreteras como la Potes-Reinosa o la Requejada-Suances, el plan de vivienda pública que tiene una importante demanda y la creación de condiciones favorables para fortalecer la tambaleante industria, el siempre incierto desarrollo eólico o el mejor rendimiento de un turismo sostenible. Reivindicación sí, claro, pero también impulso propio. Aquél consejo perdurable de San Bernardo: «A Dios rogando y con el mazo dando».
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