El ruido interno en el PSOE gana decibelios

En medio del ruido, lo que se sabe hasta ahora es que Pedro Sánchez lamenta la falta de liderazgos regionales que movilicen los procesos electorales. Tras las recientes europeas ha señalado a Madrid y Andalucía como las comunidades importantes en población e influencia en las que es más urgente reforzar al partido. Más difícil es creer que en la cúpula del PSOE crean una prioridad aplicar cirugía de emergencia en una región como Cantabria, apenas 600.000 habitantes y 3.000 afiliados. Ni siquiera se sabe cuándo se iniciará el proceso congresual en toda España, seguramente a lo largo de 2025.

En todo caso, las voces críticas del PSOE cántabro han aprovechado la ocasión para lamentar en los medios, redes sociales, tertulias, etc. que los resultados en las europeas son los peores que han registrado en muchos años en comicios suprarregionales, con doce puntos de desventaja frente al PP, ganador en 90 de los 102 municipios. El oficialismo replica que el 31% de votos contabilizado en Cantabria es un punto superior a la media del PSOE en España. Es cierto, si bien la incomparecencia del PRC en las urnas es un factor que distorsiona el balance.

Entre dimes y diretes, a Pablo Zuloaga se le ve dispuesto a dar la batalla por el liderazgo del partido en Cantabria. Ha multiplicado los esfuerzos por tener contactos con la cúpula del partido y de la Administración en Madrid, un capítulo que tuvo algo descuidado durante el periodo en el que fue vicepresidente y superconsejero del Gobierno de Cantabria, y eso le ha servido para colocar a gente de confianza en puestos de influencia, como la delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego. El grupo de Zuloaga está decidido a medir fuerzas con la otra familia poderosa del PSOE, la de Santander, la agrupación más numerosa de la comunidad que lidera el diputado nacional Pedro Casares y que también registra convulsiones internas y algunas fugas. El equipo de Zuloaga cree que ahora Santander cotiza un 60/40 a favor de Casares, pero los partidarios de este elevan la cuota a un 75/25.

Nadie asegura que Pedro Casares vaya a optar por la secretaria general del PSOE de Cantabria, aunque su gente quiere creer que dará la batalla. También habrá que esperar a lo que diga Madrid, un factor decisivo en un partido pequeño y en buena medida tutelado como el PSOE cántabro, si permite la pugna entre dos o fuerza un solo candidato para competir por el Gobierno regional en 2027.

Zuloaga o Casares, eso es todo lo que se percibe en el debate interno socialista. Zuloaga dijo tras ser dinamitado el Gobierno de coalición PRC-PSOE en las elecciones autonómicas del año pasado que les había fallado Revilla, al perder seis diputados de los que solo uno fue a parar al PSOE. Casares pudo decir que en Santander les falló la popular Gema Igual, tan abusona de la debilidad de sus adversarios que se encaramó hasta la mayoría absoluta. Ironías aparte, no hay motivos para el entusiasmo en las filas socialistas.

Oficialistas y críticos dan por descontado que en las primarias previas al 15 Congreso del PSOE habrá turbulencias, pero no está claro cómo evolucionarán los acontecimientos. Un factor político valioso es el que representa el puñado de potentes alcaldes socialistas con mayorías absolutas y con predicamento bien ganado en el partido: Javier Incera (Colindres), Agustín Molleda (Cartes), Secundino Caso (Peñarrubia), Andrés Ruiz Moya (Suances)… En el último congreso de 2021 la mayoría de los alcaldes apoyaron a Zuloaga. Por entonces el PSOE estaba en el Gobierno y Zuloaga tenía las llaves de la caja para ejecutar el capítulo 6 del Presupuesto de donde salen los polideportivos y las bibliotecas para los municipios. Ahora, con el PP en el Gobierno cántabro, ya no funciona ese incentivo en las internas socialistas.

Sí, los alcaldes volverán a resultar decisivos en la discusión del liderazgo del PSOE: juntos o repartidos, con Zuloaga, con Casares, también sería posible un grupo propio, aunque no hay nada organizado. Para variar, gente que sabe ganar elecciones. Pero como dice alguno de estos regidores, en las batallas del partido cuenta más tener afiliados detrás que votos en las urnas. «Y así nos va».