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Desde la comida de la última Navidad hasta la reciente fiesta veraniega, pasando por la asamblea de dirigentes de la primavera, Miguel Ángel Revilla ha pronunciado tres discursos señalados sobre el futuro del partido y el suyo propio que resultan prácticamente indistinguibles unos de otros. ... Tres ideas principales muy reiteradas. Una: el propio Revilla resolverá cuándo será su sucesión, porque no tolera que nadie le empuje o le meta prisa. Dos: el partido tiene fuerza y recursos suficientes para llevar el relevo a buen puerto con un solo candidato de consenso. Y tres: cuando se produzca la sucesión Revilla seguirá vigilante porque no puede permitir que el partido que fundó, la gran obra de su vida, se vaya al garete.
O sea, que catorce meses después del fracaso electoral que llevó al partido al convencimiento de que era inevitable dar paso a la era post-Revilla no hay nada concreto al respecto, ni cómo ni cuándo se elegirá un nuevo liderazgo. Así que no hay más remedio que recurrir a una suerte de 'kremlinología', la pseudociencia con la que se interpretaban las intrigas de poder en la Unión Soviética a partir de pequeños indicios. Por ejemplo, en su intervención en la fiesta de Rasines Revilla ha puesto especial énfasis en garantizar que nunca más será el candidato autonómico, como para disipar las dudas de quienes, dentro y fuera del PRC, le han visto arrastrando los pies más de la cuenta a la hora de dar el paso hacia el costado.
También ha dicho Revilla que el partido tiene cuadros suficientes para buscar rápidamente el líder o lideresa que se encargue de sustituirle, lo cual deja en una nebulosa el papel de la militancia de base en un proceso tan importante para el futuro del regionalismo.
De momento, el PRC ya ha constituido el comité que acometerá durante lo que queda de verano los trabajos previos del congreso de la sucesión, como por ejemplo reacondicionar los estatutos que actualmente tienen vacante la presidencia del partido que en un futuro pueda ocupar Revilla, como un reconocimiento más que merecido a su contribución al partido desde su fundación hace cuatro décadas largas.
En este comité nutrido y relevante figuran dirigentes destacados del aparato y de la estructura municipal del regionalismo, los que pasan por aspirantes a la secretaría general de la que va a despedirse Revilla, como los vicesecretarios Javier López Marcano y Paula Fernández, e incluso algún posible 'tapado' o candidato de emergencia. Que ninguna opción se quede fuera de juego antes de tiempo.
De los discursos de Revilla, de las opiniones que vierten los dirigentes, de la fórmula de crear un amplio comité que coordine los preparativos se extrae la idea de que el PRC quiere llegar al momento del relevo con 'todo atado y bien atado', como en aquella expresión, por fortuna fallida, de Franco en su discurso de la Navidad de 1969, dicho sea con el debido respeto a un partido impecablemente democrático. O sea, un sucesor apoyado por unanimidad, bendecido por Revilla, que integre a todos y no deje a nadie fuera.
Realmente, lo cierto es que eso es lo que necesita el PRC que debió materializar el relevo desde el poder y con todos los recursos que ello supone, después de ganar por primera vez las elecciones en 2019, y que no lo hizo, por la explosión de la pandemia o porque Revilla decidió prolongar su biografía política y no vio venir el castigo de las urnas. El caso es que ahora se ve obligado a hacerlo desde la coyuntura precaria de la oposición. Lo que menos necesita el PRC es una reyerta interna como las que han sufrido en estos años PP y PSOE.
Pero lo deseable no es lo mismo que lo seguro. Con ocasión de la asamblea de dirigentes del mes de mayo, por primera vez un dirigente de mucho peso como Javier López Marcano declaró que lo ideal era sólo un candidato, desde luego, pero si había más pues los militantes tendrían que ir a votar con naturalidad y luego contar los votos. No es tan arriesgado inferir que Marcano tiene pensado ser aspirante, sólo o en competencia, y que calcula tener los votos suficientes. Casi todos los regionalistas reconocen la potencia del líder del partido en la comarca torrelaveguense, la agrupación más numerosa.
Bien, nadie de momento se ha proclamado candidato. Toca en verano y en otoño tomar la temperatura al partido, pergeñar el o los equipos directivos que también se someterán al escrutinio del regionalismo, y esperar a que Revilla ponga fecha al congreso. Al jefe ya se le ha visto que no tiene prisa y nadie le empuja, pero no faltan quienes opinan que cada día de más que se toma Revilla es un día menos para que el sucesor se prepare para los desafíos del futuro.
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