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A tres meses de las elecciones crece el ruido político, se suceden los rifirrafes y los pronósticos más o menos cualificados. Si Revilla ganará otra vez como en 2019 o le pasarán factura los 80 años –ojo, diez menos que Tamames, el paladín de Vox ... para la moción de censura– o la alianza con Pedro Sánchez con el espantoso ridículo de los trenes inservibles. O si el PP volverá al poder alentado por el efecto Rajoy y el desgaste de Revilla o seguirá cuatro años más a la intemperie. O si el PSOE, Vox o incluso Podemos entrarán en los pactos de gobierno de la próxima legislatura.
Al PP le ha venido Dios a ver con el asunto de los trenes en las vísperas electorales porque el escándalo no tiene precedentes en las relaciones de la Administración del Estado con Cantabria, al menos desde el fiasco del AVE que prometió y luego enterró el ministro de Zapatero 'Pepiño' Blanco allá por 2010, y no será fácil que el Gobierno de Revilla pueda contrarrestarlo con los avances del Mupac y La Pasiega, de los tramos del AVE o de autovías, o el inicio del Año Jubilar Lebaniego que se propone lucir de camino a las urnas. El mundo ferroviario está gafado: el tren rápido con Bilbao que Europa tendría que financiar no tiene buena pinta, pero el bochorno de los convoyes con Asturias canta más todavía en un servicio tan deteriorado como las Cercanías.
Revilla intenta huir de la quema y se pone digno pidiendo ceses de primer nivel, no los subalternos que quiere vender la ministra Sánchez. El PRC lleva su queja al Parlamento y la coalición gubernamental hasta airea que los trenes los encargó Íñigo de la Serna, y eso que hace casi cinco años que dejó de ser ministro. Puede ser que la chapuza mereciera la ruptura de Revilla con Pedro Sánchez y con el PSOE de Cantabria, pero el gesto no sería muy creíble a estas alturas, así que el presidente pondera con un discurso optimista en estos días difíciles los beneficios del 'papeluco' suscrito con el Gobierno de Sánchez.
La oposición, con el PP en cabeza, no dejará que Revilla se vaya de rositas. Han mordido pieza y no la soltarán hasta las elecciones: los trenes aparecerán en cada debate parlamentario y en cada mitin de campaña. Y no sólo estará Revilla en el punto de mira. También el PSOE, naturalmente, y el superconsejero López Marcano, y todavía más su director general de Transportes y coordinador de la Mesa del Ferrocarril, Felipe Piña, flamante candidato regionalista en Santander, porque todos ellos, dice el PP, deberían haber estado más pendientes del proyecto ferroviario. Se viene una campaña muy animada.
Del conjunto de las encuestas que maneja, el PP contabiliza que ya le ha ganado 50.000 votos al PRC –los 30.000 que subirían los populares y los 20.000 que perdería el regionalismo–. La victoria en mayo está cercana, más difícil será sumar una mayoría con Vox o llegar a un pacto con el PRC para formar Gobierno.
En el regionalismo admiten en voz baja que el fiasco de los trenes de Cercanías es un mazazo tan cerca de las elecciones, pero confían en superarlo merced a la tradicional pegada de Revilla en la campaña, en la calle y en las amables comparecencias televisivas, y la acreditada fortaleza del primer partido cántabro. El PRC, aseguran sus dirigentes, estará en cualquier Gobierno regional que se forme tras los comicios y Revilla será su presidente.
Con este panorama, PRC y PP, las dos principales fuerzas, afrontan una intensa batalla política. En 2019, los regionalistas lograron una contundente victoria en las urnas autonómicas, 14 escaños frente a 9, pero en el plano municipal el PP siguió siendo el partido más votado por unas 10.000 papeletas de diferencia. Sin embargo, PRC y PSOE renovaron un pacto que les permitió gobernar la mayor parte de los ayuntamientos, incluso algunos en que los populares se quedaron muy cerca de la mayoría como Piélagos o San Vicente de la Barquera.
Esta vez el partido de Sáenz de Buruaga está seguro de cosechar muchos más votos en los municipios grandes, como Santander y Torrelavega, en los medianos y en los pequeños. Ahora gobiernan 33 corporaciones, en mayo esperan ganar en unos 60, ya se verá en cuantos gobiernan.
El PP acaba de fichar al alcalde regionalista de Ruente, Jaime Díaz, con gran escandalera del PRC, mientras los populares recuerdan que eso mismo, pero al revés, sucedió en 2019 en Tudanca. También se reincorpora al PP en Cabezón de la Sal Óscar López y puede haber más sorpresas y fichajes de otros partidos. El PP tiene hoy el tirón que le faltó en 2019.
En el PRC no tienen dudas de que seguirán al frente del escalafón con más de 40 alcaldes, pero por si acaso rescatan del retiro a algunas viejas glorias con poderío electoral como José de la Hoz, en Bareyo, y José María Ruiz, en Hazas de Cesto. Es la guerra total, así que llaman a filas hasta a los reservistas.
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