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E l Partido Popular celebra sin reservas que María José Sáenz de Buruaga y su Gobierno hayan salidos muy vivos del Debate sobre el Estado de la Región; sin ninguna cornada grave, mucho mejor de lo previsto. Un buen balance para una presidenta debutante en ... la rendición de cuentas del curso político con un Ejecutivo al que le faltan tres escaños para tener la mayoría parlamentaria. Buruaga terminó gustándose tanto en la tribuna de oradores que exprimió a fondo el privilegio de hablar sin límite de tiempo que disfrutaba por primera vez y por momentos trató a sus adversarios con más rigor del que suele emplear. Para la presidenta lo más difícil fue defender de los ataques de sus adversarios las áreas menos solventes de su Gobierno, porque al final, en la votación de las bienintencionadas propuestas de resolución, el PP gobernante sacó adelante las 30 que presentó y apoyó casi todas las de la oposición. El próximo examen se celebrará dentro de doce meses, cuando se haya cumplido la mitad de la legislatura, o sea, el tiempo suficiente para cambiar las cosas que no funcionan en el Ejecutivo.
Pero para eso queda mucho tiempo. Ahora, salvo que la política nacional provoque nuevas movilizaciones electorales, llega para el PP el tiempo más relajado del verano con buenos indicadores de empleo y crecimiento que pueden consolidarse en el tiempo, a la espera de que se materialice alguno de los grandes proyectos que maneja discretamente Buruaga, y el efecto reconfortante de una rotunda victoria en los comicios europeos, que no conviene extrapolar directamente a la realidad regional, pero sí confirman una tendencia favorable al PP instalado en el poder.
En realidad, el verdadero desafío político llegará en el otoño cuando el Gobierno Buruaga tendrá que empezar a negociar los Presupuestos 2025, con la hipótesis inicial de renovar el acuerdo suscrito con el PRC para sacar adelante las cuentas del ejercicio en curso.
Los regionalistas han comparecido en el Debate sobre el Estado de la Región con el registro crítico que corresponde al primer partido de la oposición que técnicamente es, con una leve ventaja sobre el PSOE y los mismos diputados, ocho. No hay quejas en el Gobierno por esa circunstancia. Pero incluso en el fragor de la discusión se percibe un margen para el entendimiento futuro. Cuando el portavoz regionalista, Pedro Hernando, reclama a Buruaga que el PP en minoría le reconozca su generosidad a lo largo del último año, cuando le reprocha que no ha cumplido todos los compromisos alcanzados y le da tres meses para hacerlo, cuando le advierte de que la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos no puede ser como este año el cambalache donde se mezclan todo tipo de asuntos dispersos, todas esas exigencias son al mismo tiempo indicios de que hay una predisposición del PRC para el entendimiento. También en el tono ponderado que Buruaga empleó con Hernando y con el regionalismo en muchos momentos del debate se advierte una inclinación hacia el acuerdo. Sí, en el otoño PP y PRC negociarán los Presupuestos y de nuevo el buen trato a la treintena larga de municipios gobernados por regionalistas será la clave principal del eventual pacto presupuestario.
¿Y de Vox, qué puede esperar el Gobierno Buruaga? La verdad es que el PP no lo tiene nada claro. Los días pares cree detectar un giro en el partido de Abascal hacia una relación más constructiva, más dispuesto a hacer política con el partido gobernante, aunque sea desde la oposición. Los días impares, sin embargo, el PP vuelve a ver al Vox intransigente, que no quiere apoyar nada al PP que le impidió entrar en el Gobierno. En el debate se han visto por momentos las dos versiones del partido que tiene a sus cuatro diputados divididos dos a dos.
Al Gobierno popular le gustaría, llegado el caso, que los Presupuestos 2025 tuvieran el máximo apoyo o el mínimo rechazo posible, en alianza con el PRC y sin la oposición frontal de Vox, aunque el partido de Revilla no ve con buenos ese tipo de acercamientos. De hecho, siempre puntualizó el líder regionalista que su apoyo al PP era para evitar que pactara con Vox.
Por lo que respecta al PSOE, el PP ni quiere ni acepta nada, ni ahora ni en el futuro. Buruaga no sólo desdeñó olímpicamente la oferta de Pablo Zuloaga para hacer más asequible la vivienda sino que se empleó con el portavoz socialista con más dureza que con los demás adversarios. Para el PP, Zuloaga no es que sea el líder del PSOE regional, el más contundente en la oposición, sino que es también el representante de Pedro Sánchez, la 'bestia negra' que frena las reivindicaciones de Cantabria en Madrid.
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