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El buen desempeño de Vox Cantabria en el ciclo electoral de este año, en las autonómicas y municipales, y en las generales, no le ha ... librado de las turbulencias internas en este tiempo convulso que vive el partido en su cúpula nacional, en Extremadura o en Gijón, ni tampoco le ha servido para encontrar un rumbo estable en las relaciones con el que teóricamente sería su aliado natural, el PP gobernante en minoría.
No está nada claro que el funcionamiento vertical de Vox, en el que Madrid toma todas las decisiones en los asuntos importantes de provincias, contribuya a la cohesión y la paz interna del partido. Pero así fue relevado el anterior presidente regional, Ricardo Garrudo, de escasa presencia pública, por el más conocido Emilio del Valle, que además ejerce de diputado en el Congreso y de primer concejal en Santander, así fue excluido de mala manera el único edil que había en la capital, Guillermo Pérez-Cosío, que se ha dado de baja en el partido, y así fue designada candidata autonómica Leticia Díaz.
El último cambio doctrinario acometido por Vox relega a los liberales y promociona al lado del líder, Santiago Abascal, a dirigentes como Jorge Buxadé, más orgulloso de su pasado en Falange que de su década en el PP, el opusiano Ignacio Garriga o la nueva portavoz en el Congreso, Pepa Millán, quien tiene por referente político al Papa Juan Pablo II. O sea, Dios, Patria y Familia en el frontispicio ideológico del remozado Vox. En Cantabria, Cristóbal Palacio, que pasa por ser un 'peligroso liberal', se siente perdedor en las pugnas internas, descendido al número dos de la candidatura autonómica que encabezó la pasada legislatura y también de la lista al Congreso del 23-J que rechazó porque aspiraba al primer puesto.
Ahora, en el Parlamento de Cantabria, los grupos del Gobierno y de la oposición, cuchichean curiosos los avatares de los cuatro diputados de Vox, por un lado las mujeres, Leticia Díaz y Natividad Pérez, y por otro los hombres, Cristóbal Palacio y Armando Blanco. El coordinador del grupo parlamentario, Nico Gutiérrez, desde su dilatada experiencia, le quita hierro al asunto: son sensibilidades diferentes y cada cual busca su hueco para hacer política. A su juicio, ni ahora ni en el futuro van a estar en riesgo la unidad de acción ni de voto en la Cámara.
Hasta ahora, Vox se ha mostrado como un duro opositor al PP con Leticia Díaz al mando, con el voto en contra en la investidura de María José Sáenz de Buruaga, por negarle el acceso al Gobierno, y también en la ofensiva para que una comisión parlamentaria investigase la corrupción en Obras Públicas que estalló en las últimas semanas de Revilla en el poder.
Más recientemente, Vox ha mostrado buenos reflejos al instar en el Parlamento la derogación de la Ley de Memoria Histórica del anterior Gobierno regional PRC/PSOE. En realidad, ya se sabía que esa medida estaba entre los objetivos legislativos del Ejecutivo Buruaga, pero los populares se han dormido en los laureles, Vox se les ha adelantado para cobrarse una cuota de protagonismo al alentar una moción al respecto y el PP no ha tenido más remedio que apoyarla. Con la Ley del Suelo intentan hacer algo parecido.
El hito más importante para Vox son los Presupuestos 2024 del Gobierno Buruaga. Están abiertos a la negociación, claro, pero constatan que los dos partidos están más cerca en el terreno ideológico que en el de la gestión. A Vox le parece que el PP opera a veces con los mismos o parecidos patrones de la coalición PRC/PSOE, por ejemplo en el despilfarro de recursos.
PP y Vox gobiernan juntos o tienen acuerdos en Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón, Murcia, Baleares y en bastantes municipios. En todos los territorios se producen roces, desencuentros y hasta rupturas; cuanto más en Cantabria donde el PP en minoría ha decidido gobernar solo y jugar a dos barajas, con Vox y con el PRC.
Revilla tiene el pálpito de que los dos partidos de la derecha no tardarán mucho en llegar a algún acuerdo estable. Al líder regionalista le gusta decir que PP y Vox ya han 'enseñado la patita' en momentos puntuales, como en el debate de la Memoria Histórica.
Vox creció de tres a 29 concejales en los comicios municipales, aunque sólo en un municipio importante, Bezana, tiene un pacto de gobierno con el PP. La mayoría absoluta de Gema Igual en Santander devaluó el crecimiento de uno a tres ediles. Emilio del Valle, que acaba de asistir a una suerte de polémico homenaje al dimisionario Iván Espinosa de los Monteros, atiende al escaño que renovó con gran mérito y concede cada vez más visibilidad a sus dos compañeros en la Corporación santanderina, Laura Velasco, que ejerce ya de portavoz, y Ángel Madariaga. Si la política nacional se asienta y no hay nuevas elecciones no sería raro que Del Valle se centre en la Cámara baja y renuncie en Santander.
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