¿Ya no quieren convivencia?

Que el Partido Popular aprovecha cada ocasión para tratar de causar crispación y enfrentamiento es algo que no sorprende a nadie. Sin embargo, en lo referente a Cataluña, parece que estamos viviendo una etapa completamente distinta a la que dejamos atrás en 2018.

Puede ser porque ahora, los populares se empeñen en romper un acuerdo que ofrece una nueva oportunidad de progreso para Cataluña y toda España.

Cuando en Cataluña, gracias a los resultados electorales, el discurso público gira en torno a la gestión de los servicios públicos, ellos se empeñan en difundir los peligros para el resto de España que supone un gobierno que se ocupa de los problemas reales de la ciudadanía catalana.

Frente a Illa, con su templanza y moderación, teníamos la posibilidad de que se formara un Gobierno liderado por los independentistas. ¿Es que el PP lo prefiere? Cuando Mariano Rajoy implantó el artículo 155, ahí estábamos los y las socialistas apoyando la convivencia entre territorios. Ahora, que el PSOE ha sido la fuerza más votada, el PP no está a la altura.

Y no sé qué es lo que más le duele al PP Cantabria o a Íñigo Fernández; si que la ciudadanía en Cataluña haya elegido un Gobierno socialista para liderar la nueva etapa que emprenden, o que esto sea bueno para la cohesión territorial en toda España.

Retomar el rumbo de las comunidades autónomas defendiendo la unidad de España es algo a lo que aspiramos los socialistas y de lo que, anteriormente, alardeaban los populares. ¿Qué ocurre ahora? ¿Por qué solo se empeñan en tensionar con bulos y 'fakenews'?

Me hace dudar de cuál es la intención como senador o como diputado por Cantabria de Íñigo Fernández. Una más y mejor Cataluña, es una más y mejor España. Porque cuando a Cataluña le va bien, a España y, por consiguiente, a Cantabria, también le va bien. ¿Es que no quiere que a Cantabria le vaya bien? Es la imagen que proyecta.

Cada vez que los socialistas hemos avanzado en financiación autonómica, hemos garantizado más y mejores servicios públicos. Tanto es así, que Cantabria en el año 2009 negoció una buena financiación por las decisiones de dos socialistas: José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno de España y Ángel Agudo en el de Cantabria.

Hoy Cantabria vive un nuevo tiempo de cambio –igual que el resto de las comunidades autónomas–, donde lo que está en juego es la financiación futura de nuestra tierra.

Una mejor financiación para Cantabria permitirá un modelo de bienestar que garantice la educación pública, la sanidad pública, la dependencia o las políticas que tienen que ver con igualdad, vivienda o dignidad. ¿Será que Íñigo Fernández no quiere más financiación para nuestra tierra?

Creo que es su obligación. Cantabria tiene que salir a defender una financiación que nos permita tener un Estado de bienestar bueno para el presente y, sobre todo, para el futuro. Lamentablemente, el Partido Popular de Buruaga se empeña en rechazar este necesario debate, confrontando con el Gobierno de España: en vez de negociar, insultan. En vez de negociar, faltan a la verdad. En vez de negociar pensando en Cantabria, piensan en los intereses de Alberto Núñez Feijóo y del Partido Popular.

Yo me pregunto si para el Partido Popular un mejor Estado de bienestar apoyado en lo público es un problema. Llevan en el Gobierno de Cantabria un año sin cuidar lo público: viendo cómo las listas de espera quirúrgicas se disparan, cómo las de dependencia se duplican, cómo el precio de la vivienda alcanza máximos históricos, mientras los de Sáenz de Buruaga y sus políticas liberales no hacen nada para evitarlo.

Me duele ver a la presidenta sacar pecho sobre que recauda más sin explicar que es porque el precio de la vivienda está disparado. Cómo Cantabria tiene la peor EPA de España. Cómo el Índice de Producción Industrial se desploma en o cómo el aeropuerto Seve Ballesteros pierde pasajeros.

No cabe duda de que a todos y todas nos duele ver cómo Cantabria pierde oportunidades porque desde hace un año tenemos un Gobierno que no nos defiende, que solamente vela por el Partido Popular y Feijóo.