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En el discurso de Rubiales una de las afirmaciones que más escandalizó a la mayoría de los medios, también a RTVE y, por tanto, a gran parte de la opinión pública, fue cuando en su discurso se refirió al 'falso feminismo' calificándolo de una lacra ... de nuestra sociedad.
Obviamente, la expresión 'falso feminismo' no es una creación del Sr. Rubiales sino que ha venido usándose en España de forma frecuente en los últimos años. Yo mismo la he usado alguna vez. En cualquier caso, me interesa aquí analizar sus interpretaciones y usos porque en mi opinión muchos de los medios mencionados interpretaron 'el falso feminismo' al que se refirió Rubiales de forma precipitada y, cuando menos, equívoca.
Y es que, en sí misma, la expresión 'falso feminismo' no dice que el feminismo sea falso. Tampoco dice que todo feminismo sea falso ni que siempre lo sea. Al contrario, cuando yo –por ejemplo– utilizo esta expresión estoy dando por supuesto que, bajo mi punto de vista, hay otra u otras formas de feminismo mejores para las mujeres en particular y para la sociedad en general que ese feminismo que califico como falso. De la misma manera, yo podría hablar –y hablo– de 'falso patriotismo' cuando éste apela a no sé qué esencias históricas de una España que ya no existe, o de 'falso liberalismo' cuando, por ejemplo, lo es en la esfera económica pero no tanto en la esfera social o moral, o cuando apela a la libertad empresarial y al mismo tiempo mira de reojo al papá Estado; o hablo de falso conservadurismo cuando éste, invocando imperativamente al pasado, intenta mantener cosas que me parecen absurdas y perjudiciales, o cuando asume como propias decisiones progresistas porque le benefician aunque antes las criticara duramente. Y lo mismo podríamos hablar de 'falso progresismo', 'falso europeísmo', 'falso ecologismo', falso 'catolicismo' y otros muchos 'ismos'.
Ahora bien, es cierto que así usado el término 'falso' es ambiguo y puede entenderse de formas distintas: primera, cuando se utiliza como lo contrario de lo que consideramos verdadero y, por tanto, cuando decimos 'falso' queriendo decir erróneo o equivocado; segunda, 'falso' también puede referirse a una simulación, mala versión o interpretación de algo que tenemos por más original o auténtico y, en definitiva, por algo que nos parece mejor; y tercera, podemos usar la etiqueta de 'falso' como 'mentiroso' cuando defiende algo como verdadero sabiendo que no lo es; si además oculta su verdadera intención, entonces lo 'falso' sería, además de mentiroso, manipulador.
Volviendo al 'falso feminismo', la realidad nos muestra que efectivamente hay distintas formas de interpretar y llevar a la práctica el feminismo. Según el feminismo se ha ido desarrollando han ido apareciendo variantes dentro de un movimiento que, en términos esenciales, podríamos decir que defiende la libertad y la igualdad de la mujer, con un claro componente de liberación y de justicia social con respecto al machismo culturalmente dominante. Pero a partir de aquí el feminismo ha ido encontrando versiones distintas según las posiciones políticas y los temas de que se trate. En los últimos años en España estas diferencias a la hora de entender y aplicar las ideas feministas han sido evidentes entre algunas ministras socialistas y algunas ministras de Unidas Podemos. Igualmente han sido obvios los desacuerdos entre las asociaciones feministas tal y como se visualizó, por ejemplo, en las celebraciones del Día Internacional de la Mujer el pasado 8 de marzo. Y en esas tensiones unas se acusaron a otras con algunos de los sentidos, intenciones y usos antes analizados del 'falso feminismo'.
En una democracia que existan diferencias ideológicas es algo positivo ya que es parte de su esencia. Expresan que hay posiciones políticas distintas que contrastan y debaten sus ideas llegando en algunos casos a acuerdos. Y es precisamente por esa condición de debate permanente por la que es muy importante definir con rigor y claridad las expresiones que utilizamos porque después de los debates vienen las leyes y después de las leyes vienen los hechos. Si tal y como parece, la plantilla de trabajadores de Podemos tras el ERE queda, de hecho, masculinizada, estaríamos ante un caso de flagrante 'falso feminismo'. Y es que los hechos ponen a las ideas en su sitio. En España lo sabemos bien con lo que ha pasado con la tristemente famosa ley del 'solo sí es sí'. Un caso éste de 'falso feminismo', de feminismo inepto y perverso por sus consecuencias siniestras cada vez que a un agresor sexual se le reduce la pena o sale de la cárcel antes de tiempo.
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