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Abierto ya el proceso de elección del nuevo candidato electoral que sucederá a Miguel Ángel Revilla, el PRC acaba de entrar en un momento en ... el que está en juego su futuro, su ser o su empezar a no ser. Se trata, por tanto, de un momento complejo y crítico que intentaré analizar desde un punto de vista externo y ajeno al partido.
El Escenario. Parece que, afortunadamente, queda descartada la opción de un candidato único y de consenso. Digo afortunadamente porque un candidato de 'consenso' creo que estaría tutelado por Revilla, que le manejaría desde la sombra. Entretanto el PRC seguiría atascado y viviendo del pasado, languideciendo poco a poco hasta perder presencia y poder.
El primer problema. Por tanto, y como no podría ser de otra manera, Revilla es ahora el problema y en él no está la solución. Al contrario, porque más allá de todos sus méritos, su peso histórico es hoy el gran obstáculo para afrontar una auténtica renovación que tenía que haberse iniciado con la derrota electoral de hace dos años. Es lo que tienen los partidos tan personalistas o, si se prefiere, los líderes tan carismáticos.
Los personajes: un primer descarte. Según este análisis una necesaria y verdadera renovación del PRC inhabilitaría, de entrada, a Guillermo Blanco como candidato, precisamente por haber sido la mano derecha de Revilla desde sus inicios en la política. Es posible, además, que su imprevisible y precipitada búsqueda de apoyos antes de que empezaran los plazos inicialmente marcados fuera conocida, aprobada o inducida por el propio presidente.
Paula Fernández. A su favor tiene una sólida experiencia en altos cargos del Gobierno regional, está en su madurez política, conoce el partido, es más conocida en Santander que los otros dos candidatos y la capital es una zona que aglutina casi un tercio de los votantes de Cantabria en la que al PRC le cuesta obtener votos; además es mujer, lo que en principio debería ser un activo en un partido con demasiados hombres, aunque precisamente esto mismo podría, quizás, jugar en su contra. En todo caso, su amenaza más clara para la renovación de gran calado que el PRC necesita es su posible dependencia de Revilla bajo el cual ha desarrollado, igual que Blanco, toda su carrera política.
Javier López Estrada. A favor está su juventud, su conocimiento del partido desde niño, su experiencia en la política municipal de Torrelavega, donde el regionalismo tiene una fuerza notable. Cuenta además con la experiencia política y el lógico asesoramiento de su padre, Javier López Marcano. Pero, otra vez, este factor puede serle favorable en el caso de los afines a su padre pero contraproducente en los que lo son menos.
Pablo Diestro. Este cuarto candidato ocupa una posición similar al anterior y podrían considerarse los 'nuevos' aspirantes. Una gestión de éxito electoral en el Ayuntamiento de Reocín y el apoyo de otros jóvenes alcaldes parece que son sus puntos fuertes, además de haber presidido la Federación de Municipios. Como mayor debilidad estaría su menor notoriedad y su falta de experiencia en el Gobierno regional o en el gobierno de un gran municipio.
A la vista de lo dicho, podría pensarse en la posibilidad de una renovación más lenta o 'continuista'» liderada por Paula Fernández o una más rápida o 'rupturista' liderada por Pablo Diestro o Javier López Estrada. Aunque creo que lo importante no es tanto la velocidad como el rumbo de ese cambio, que es lo que resulta verdaderamente difícil de imaginar. Porque más allá, o más acá, de la pregunta de quién debería ser el nuevo líder electoral del PRC habría que reflexionar sobre muchas otras: ¿cómo modernizar la propuesta ideológica y política del partido? ¿cómo rejuvenecer y feminizar su electorado? ¿cómo alejarse de la cultura del 'albarquismo' de Revilla y 'urbanizar' su voto sin perder el voto rural?...
Y finalmente la pregunta más difícil de todas: ¿qué sentido tiene hoy un regionalismo que en su discurso no tiene –afortunadamente– reivindicaciones nacionalistas/separatistas de España? Esta pregunta, como toda pregunta difícil y compleja, conlleva otras: ¿qué sentido tiene un partido regionalista de una Comunidad Autónoma que no llega a los 600.000 habitantes? ¿Con qué sustentar y hacer creíble que nos 'escucharán en Madrid' o que los regionalistas están más cerca de la gente y conocen mejor los problemas de aquí?
Me temo que una renovación profunda y renovadora pasa por plantearse un regionalismo de verdad nuevo que sepa adaptarse a los nuevos tiempos. Por eso creo que al PRC le esperan tiempos muy difíciles: renovarse de verdad y con acierto o si no morir, comenzar a hacerlo.
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