Secciones
Servicios
Destacamos
No hace mucho hacía referencia en esta misma columna a la situación de la industria turística española y subrayaba que, pese a vivir una época ... que podría calificarse de «vino y rosas», se atisbaban algunas amenazas en el horizonte. Una de esas amenazas, a la que en la columna mencionada no prestaba demasiada atención, proviene de países que, de momento más de forma potencial que real, pueden convertirse en serios competidores del nuestro en un plazo no demasiado largo. No son pocos los países que se encuentran en esta situación y, por lo tanto, me parece que la amenaza que representan no debería ser echada en saco roto.
En esta ocasión me voy a referir a uno de esos países, Uzbekistán, ya que, por motivos personales, he tenido la oportunidad de visitar hace unas pocas semanas. Aunque para nosotros se trata de un país un tanto remoto, lo cierto es que, como otros países del Asia Central, cuenta con muy buenas mimbres para, en un futuro no muy lejano, convertirse en un serio competidor en la búsqueda de turistas extranjeros. Tres son, a mi juicio, las mimbres que, de momento, hay que subrayar. Por un lado, que cuenta con un pasado cultural, artístico y arquitectónico (en forma de mezquitas, madrasas, fortificaciones, etc.) que en nada tiene que envidiar al de nuestro país y otros de nuestro entorno, y que, por, lo que supone de novedoso para una inmensa mayoría de occidentales, constituye un gran foco de atracción turística. Por otro lado, y esto deberíamos empezar a mirárnoslo nosotros, en la bondad intrínseca del pueblo uzbeko, que trata a los turistas, sobre todo si estos son de una cierta edad (lo mismo, por cierto, que a sus mayores), de forma exquisita; quizás sea porque el turista extranjero todavía resulta exótico para los uzbekos, pero la diligencia, el cuidado y el mimo con el que te atienden superan, con mucho, al que podemos ver por nuestras tierras; y todo ello, lo que es de agradecer, sin resultar pesados ni serviles. Y, por último, aunque no sé si se puede generalizar (aunque a juzgar por lo que he escuchado a otros visitantes del país, creo que sí), por la forma en la que los guías turísticos te transmiten el pasado, el presente, y confían el futuro, del país. En nuestro caso, contamos con una guía excepcional, Dilafruz es su nombre, que, además de conocer el español de forma excepcional, nos hizo sentir a todos cuan maravilloso era lo que estábamos viendo y lo que nos estaba contando, y que nos ha dejado a todos con las ganas de volver; no tengo ninguna duda de que, con guías así, y con precios más que competitivos, el futuro del turismo en Uzbekistán está garantizado.
Pese a ser una industria floreciente en el país, pues ya recibe más de seis millones de turistas, no conviene exagerar pues no cabe ninguna duda de que, hoy por hoy, Uzbekistán todavía está muy lejos de ser un competidor importante de países como el nuestro. El motivo, a mi juicio, es que no cuenta, de momento, con la infraestructura necesaria (ni en forma de vías y medios de transporte y comunicación ni de hostelería) para ser un serio competidor. Pero, demos tiempo al tiempo y veremos cómo cambian las cosas; de hecho, en los últimos años se han producido grandes avances tanto en materia de transporte como de hostelería. En relación con los primeros, están mejorando mucho las carreteras y se están construyendo autovías y líneas de alta velocidad que, por cierto, están siendo servidas por trenes Talgo; en cuanto a los segundos, las grandes cadenas hoteleras del mundo están sentando sus reales en el país, por lo que las carencias al respecto irán desapareciendo poco a poco.
Para concluir y poner las cosas en su sitio, insisto en que, aunque no hay ninguna duda de que la amenaza turística que Uzbekistán representa para nuestro país es hoy más latente que patente, sería pecar de miopes no ver que, en un plazo relativamente corto, este país (y casi con toda seguridad algunos otros del Asia Central), contarán con todos los medios necesarios para atraer turistas occidentales de forma masiva. Si no queremos que esto repercuta negativamente en nuestra industria turística, no queda más remedio que prepararnos desde ya, con mejores infraestructuras, mejores servicios, mejores precios y una oferta turística más variada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.