Secciones
Servicios
Destacamos
Sea cual sea el ámbito de actuación que se considere, la segunda llegada de Trump a la Casa Blanca está siendo sonada por muchos y ... muy variados motivos. En el económico, que por cierto no es el menos relevante, las medidas que está adoptando son tan dispares y, a menudo, incoherentes que, sinceramente, uno ya no sabe a qué está jugando.
Es obvio que, desde una perspectiva económica, la medida estrella es la imposición de aranceles a todos y sobre todo. Dejando de lado algunos de los efectos negativos que la misma puede tener para la propia economía estadounidense, a los que me he referido en distintas ocasiones, quiero poner el acento en que esta medida es contradictoria con la bajada de impuestos que también pretende desarrollar. Según parece, la implantación de aranceles tiene dos objetivos contradictorios: reducir de forma importante el déficit exterior del país y aumentar los ingresos del gobierno a fin de facilitar las mencionadas rebajas impositivas. La contradicción proviene, naturalmente, del hecho de que se espera que la aplicación de más y más gravosos aranceles conlleve que, ante el temor a los mismos, muchas empresas extranjeras se instalen en los Estados Unidos, lo que implicaría que la recaudación arancelaria extra sería mínima, si no negativa. Así pues, la pretendida reducción de impuestos abocaría a un mayor déficit fiscal, por lo que, de llevarse a cabo junto con el aumento de aranceles, lo que ocurriría, amén de otras muchas cosas, sería trocar el déficit exterior por el déficit fiscal. Vaya, que harían un pan como unas tortas.
Esta no es, sin embargo, la única contradicción potencial del 'paquete' económico de Trump, pues otra medida que podría resultar contraproducente tiene que ver con el valor externo de la moneda americana, el dólar. Además de mediante el incremento de aranceles, se espera que la pretendida reducción del déficit exterior se vea facilitada mediante una política de debilitamiento del dólar, pues, a priori, ello fomentaría las exportaciones y contraería las importaciones. Hasta aquí, y suponiendo que de hecho las cosas funcionen así, todo bien salvo por el hecho, que parece habérsele olvidado a la nueva Administración, de que, si se reducen las importaciones, también lo hace la base sobre la que aplicar los aranceles. En lo que atañe a cuánto se podría ingresar por esta vía, hay que convenir que el resultado final es, cuando menos, imprevisible.
Como no hay dos sin tres, es muy posible que otra de las medidas estrella de Trump, la que se resume en el 'drill, baby, drill' tampoco produzca los efectos esperados. A priori, la pretensión de esta medida no es otra que favorecer la producción de petróleo y, en consecuencia, reducir el precio del barril hasta situarlo, si es posible, en torno a o por debajo de los 50 dólares. El problema es que la inversión necesaria para seguir perforando el subsuelo es cada vez más elevada y con precios de barril como el indicado puede no resultar rentable. Corolario: de nuevo ocurre que los efectos reales de esta forma de proceder son imprevisibles; en el mejor de los casos, 'todo puede quedar en nada'.
¿Significa todo esto que los asesores económicos de Trump están completamente equivocados? La respuesta a esta pregunta, como se pueden imaginar, no es sencilla, aunque a priori parece que la misma debería ser positiva, que sí están equivocados. Pero si, como me temo, lo que de verdad busca el MAGA (Make America Great Again) es enriquecer mucho más a los megaricos en detrimento de la mayoría de los norteamericanos, es posible, sólo posible, que las medidas comentadas, y algunas otras, no estén tan desencaminadas. No me atrevo a decir, sin embargo, que esto sea probable, ya que, aunque tímidamente, algunos megaricos ya están empezando a mostrar su preocupación.
De momento, lo que todo esto está haciendo es provocar un desconcierto total en la economía mundial (nadie sabe a qué carta quedarse y, en consecuencia, qué medidas adoptar) y, de acuerdo con la información disponible, una clara desaceleración de la economía estadounidense y una caída importante en la bolsa de valores. Claro que también cabe la posibilidad de que todo sean fuegos de artificio y que, antes que después, la cordura vuelva al seno de la Administración Trump y a su principal dirigente. O, como diría un ilustre expresidente español, quizás no. Vamos, que estamos, y no sólo en lo económico, en una situación de locos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El Cotarro de Moradillo de Roa, Premio Zarcillo de Honor
BURGOSconecta
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Un médico entregado que quiso llevar la geriatría a lo más alto
Jimmy Flores Valderas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.