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Lo que hoy conocemos como Unión Europea (UE) es, sin duda alguna, el proceso pacífico de integración político-económica internacional más potente y exitoso de todos los tiempos. De ahí el interés que ha despertado y despierta en muchos países; este es, claro está, el ... motivo último por el que la UE se ha ido ampliando poco a poco, pasando de los seis miembros iniciales a los veintisiete actuales. Ahora, y tras un parón de más de una década, en la que, por la crisis del euro y las crisis migratorias, no se planteaba para nada el tema de la ampliación, las circunstancias han hecho que la misma vuelva a estar sobre la mesa.
¿Cuáles son esas circunstancias? La primera de ellas, y casi con total seguridad la más relevante aquí y ahora está vinculada a la guerra en Ucrania, una guerra que, dependiendo de su evolucíon, podría hacer descabalgar, o reforzar, todo el proyecto europeo. Quizás con menos urgencia política pero con tanto o más alcance se presentan otras tres circunstancias o retos: el de las migraciones (que está poniendo de manifiesto las diferentes visiones nacionales que existen al respecto), el del cambio climático (que no todos los países enfrentan con la misma determinación), y el de las relaciones con China, la nueva potencia política, militar y económica del mundo.
En este contexto, la reciente cumbre de la UE en Granada ha abordado su potencial ampliación de veintisiete a treinta y nueve miembros, una ampliación necesaria para hacer frente con más posibilidades de éxito a los retos mencionados, pero también muy problemática. Para empezar, es problemática porque algunos de los países aspirantes a entrar en la UE no se sabe si, de verdad, son europeos; y no se sabe porque, como señalaba no hace mucho The Economist, la propia idea de Europa (¿Qué es Europa?) es inspiradora pero bastante incoherente. Amén de esta cuestión, que es algo más que semántica o académica, pues se está demostrando vital para algunos países deseosos de entrar en el club, hay cuando menos otros dos elementos difíciles de soslayar: por un lado, que la gobernanza de algunos de los aspirantes deja mucho que desear (en lenguaje menos convencional, no son, ni de lejos, democracias plenas) y, por otro, que existen tensiones políticas muy fuertes, que de vez en cuando se transforman en escaramuzas militares, totalmente inaceptables en un espacio de paz (recuérdese su nacimiento) como es el de la UE. Hay, además, otro factor problemático adicional que no se puede, ni debe, eludir, y que pone de relieve la experiencia vivida. Mientras que antes de entrar a la UE todos los países se muestran dispuestos a aceptar las, llamémoslas así, 'reglas del juego', no todos lo hacen una vez que están dentro; los casos de Polonia y Hungria son los más evidentes, pero algo similar, aunque también distinto, es el caso experimentado con la integración del Reino Unido (te quiero, hasta que entro; hago la puñeta cuando estoy dentro; me salgo y, ahora, añoro volver).
Son precisamente todos estos problemas los que llevan a plantearse, una vez más, la disyuntiva 'ampliación o profundización' (widening o deepening). A mi juicio, la disyuntiva es más ficticia que real, y lo es porque ambas deben (tienen que) ir de la mano. La ampliación es necesaria no sólo para hacer frente a los retos aludidos sino, también, para evitar que algunos de los países aspirantes a entrar en la UE se inclinen por fortalecer sus vinculos con Rusia. Si observan, eso ocurre con el caso (distinto, de acuerdo, pero relevante) de Turquía, a quien se le dan largas una y otra vez. Asimismo, la profundización del proceso integrador se me antoja totalmente necesaria al menos en dos vertientes: en la de modificar las reglas de voto, sustituyendo la unanimidad por la mayoría en un buen número de casos, y en la de introducir mecanismos que permitan 'castigar' a aquellos que no cumplan las resoluciones comunitarias; esto ultimo no es sencillo en absoluto, pero parece que ya se están dando algunos pasos al respecto, como es la retención en la entrega de fondos.
¿Será 2030 el año de la última gran ampliación de la UE? Hoy por hoy es difícil saberlo, pero al menos se han empezado a dar pasos en la dirección correcta. La ampliación, con unas reglas de juego más sencillas y más fáciles de hacer cumplir, nos beneficiaría a todos.
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