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De entre los muchos rasgos que caracterizan a nuestro mercado de trabajo, hay dos que, en esta ocasión, deseo subrayar. El primero de ellos es que, en contra de lo que la inmensa mayoría temíamos, registró un comportamiento excelente a lo largo del pasado año; ... el segundo es que, pese a ello, sus principales indicadores (las tasas de actividad, ocupación y paro) son bastante peores que los correspondientes a la media comunitaria. ¿Se puede decir, entonces, que nuestro mercado de trabajo está tensionado?
La respuesta a la pregunta anterior depende de lo entendamos con la expresión 'mercado de trabajo tensionado'. Si atendemos a lo que podemos considerar como la acepción más común de la misma, la respuesta sería que sí, que está muy tensionado y que, además, lo está de forma permanente, pues, incluso cuando su comportamiento es muy bueno, las tasas de actividad y empleo son bastante bajas y la tasa de paro muy elevada. Sin embargo, si atendiéramos a una acepción mucho menos convencional, pero con un significado más propio del análisis económico, la respuesta sería radicalmente distinta.
¿A qué nos referimos, entonces, cuando en Economía usamos la expresión arriba mencionada? Para empezar, y en contra de lo que las apariencias sugieren, valga decir que la demanda de empleo, que hace referencia al empleo disponible (ocupados más puestos de trabajo vacantes), procede de los empresarios, mientras que la oferta de empleo, que aglutina a las personas en busca de trabajo (ocupados más parados), procede de los trabajadores. Siendo esto así, hablamos de un mercado de trabajo tensionado cuando el mismo se encuentra en una situación en la que la demanda de empleo supera a la oferta; dicho con otras palabras, la existencia de un mercado de trabajo tensionado supone que el número de vacantes por desempleado es mayor que la unidad, o, si se quiere, que los empresarios quieren contratar a más trabajadores que personas hay buscando activamente un empleo.
Para saber entonces si nuestro mercado de trabajo está tensionado o no es preciso conocer cuál es la tasa de vacantes. Pues bien, si acudimos a la única fuente que ofrece información sobre el particular (Eurostat), veremos que en la década que va de 2013 a 2022, la citada tasa siempre se ha situado en torno a 0,6-0,7, aunque exhibiendo una acusada variabilidad, ya que, en efecto, ha habido años en que se ha situado en 0,4 y otros en los que ha llegado a 0,9. A tenor de lo dicho con anterioridad, estas cifras dan a entender que, al menos desde el punto de vista del análisis económico, nuestro mercado de trabajo dista bastante de estar tensionado.
Por desgracia, también en este sentido, el mercado laboral español constituye una anomalía dentro de la Unión Europea, pues la fuente antes citada nos muestra que, en promedio y para la mayoría de los países comunitarios, la tasa de vacantes supera a la unidad de forma clara y rotunda. Es decir, en la UE ocurre que por cada parado hay más de un puesto de trabajo ofrecido por las empresas y vacante; en España, por el contrario, por cada desempleado sólo hay 0,6-0,7 vacantes, lo que no facilita los incrementos salariales.
Las diferencias mostradas entre España, por un lado, y la UE por otro, tienen, o puede tener, implicaciones importantes para la política monetaria, tan en el candelero en los últimos días. Con tasas de vacantes elevadas, la preocupación por el impacto negativo que una política monetaria restrictiva pueda tener sobre la demanda de trabajo de las empresas y, por lo tanto, sobre el mercado de trabajo, son mínimas; sin embargo, con tasas de vacantes bastante reducidas, como es el caso español, esa misma política utilizada para tratar de cortar la inflación podría hacer que las empresas fueran más reacias a contratar más mano de obra, lo que se traduciría en una caída del empleo y, consiguientemente, en un aumento del desempleo.
¿Cuál es, entonces, el problema? Pues que dentro de la UE sólo hay una política monetaria, y que siendo esta restrictiva (tipos de interés al alza), como lo es en la actualidad y parece que lo seguirá siendo durante un cierto tiempo, algunos países, y muy en particular el nuestro, puedan ver seriamente perjudicado el funcionamiento de su mercado de trabajo; amén, claro está, de que, por estar muy endeudados, el montante de intereses de la deuda se eleve de forma considerable.
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