El valor económico del capital humano
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Es el factor primordial en el desarrollo económico y las diferencias regionales se ven en el PIB por habitanteTal y como se recoge en una reciente monografía del IVIE sobre el valor económico del capital humano, «las posibilidades de desarrollo de un territorio ... dependen de la adecuada gestión del conjunto de sus recursos, así como de la cantidad disponible de los mismos».
Siendo muchos los recursos que intervienen en este proceso (capital público, capital privado, recursos naturales, capital humano, etc.), no creo que en las circunstancias actuales haya quien dude de que el capital humano es uno de los principales determinantes del crecimiento económico; probablemente, espero que coincidan conmigo, el más importante de todos, el principal.
Pero, ¿qué se entiende por capital humano? De las múltiples definiciones que se han dado al respecto, me parece que una fácilmente comprensible es la que considera que el mismo hace referencia al conjunto de habilidades, formación, experiencia y conocimientos de una persona (a nivel individual) o de toda una sociedad (a nivel agregado).
Puesto que se trata de un concepto multidimensional, su medición es harto compleja y sus resultados no están exentos de crítica. Aun así, el IVIE se ha embarcado en semejante tarea y, en la monografía antes aludida, nos presenta una muy interesante estimación del valor económico del mismo en España y sus comunidades autónomas, para lo que entiende que el capital humano individual «depende del grado en que participe efectivamente en la producción de bienes y servicios, de lo productivo que sea su trabajo y de los años de vida laboral que tenga por delante. A su vez, el capital humano de un territorio es la suma del capital humano de su población en edad de trabajar» Con más precisión, el IVIE considera que «el valor del capital humano de cada año corresponde al valor presente de las rentas brutas laborales que van a generar a lo largo del resto de su vida las personas que en ese año están en edad de trabajar».
Las estimaciones realizadas ponen de manifiesto, al menos, tres rasgos de interés. El primero de ellos es que, en 2018, último año para el que hay información, el valor del capital humano era cuatro veces y media mayor que el del capital físico y más de doce veces superior que el PIB, lo que le convierte de hecho, tal y como apuntaba previamente, en el principal factor productivo. El segundo rasgo a destacar, bastante preocupante, es que este valor ha sufrido fuertes oscilaciones a lo largo del periodo 2000-2018, que se han saldado, en su conjunto, con una reducción de su valor real del 3%; esta evolución contrasta de forma significativa con la experimentada por los países más desarrollados que, a lo largo del mismo periodo, vieron aumentar el valor de su capital humano en torno al 12%. El tercer rasgo evidencia que, de las cinco variables económicas básicas (población, PIB, empleo, capital físico y capital humano), es esta última la única que ha sufrido un retroceso real durante las dos primeras décadas del siglo actual.
En el desglose por comunidades autónomas hay de todo, como en botica, aunque, en términos generales, poco bueno. Por un lado, porque ocurre, como con el PIB, que el valor real del capital humano está muy concentrado territorialmente, pues cinco comunidades (Cataluña, Madrid, Andalucía, Comunidad Valenciana y País Vasco) disfrutan de más de dos tercios del total, algo que se ha mantenido bastante inalterado con el paso del tiempo. Por otro lado, las tasas de variación entre 2000 y 2018 difieren mucho por regiones, con Baleares con una tasa positiva del 15,4% y Asturias con una negativa del 19,2% como valores extremos; Cantabria, con una tasa de -9,3% se sitúa como la quinta región con peor dinámica. En términos per cápita, también las diferencias territoriales son muy abultadas, con Madrid, Navarra, País Vasco y Cataluña con niveles entre casi un 45 y un 30% por encima de la media española, y Extremadura y Andalucía con niveles casi un 20% por debajo; por su parte, Cantabria se sitúa, asimismo, por debajo de la media, en torno a los diez puntos porcentuales.
De todo lo expuesto se coligen, me parece a mí, dos conclusiones importantes. La primera, indiscutible, es que el capital humano es el factor primordial en el desarrollo económico. La segunda, también inapelable, es que las enormes diferencias que existen entre comunidades explican una gran parte de las diferencias que se evidencian en materia de PIB por habitante. El futuro está escrito, ¿o no?
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Ana del Castillo
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