Secciones
Servicios
Destacamos
Raro es el día que no escucho en algún momento de la jornada: ¿para qué sirve saber esto o lo otro? Siempre he visto el concepto o la idea de cultura general como un valor. Un saber genérico de cuestiones fundamentales, aunque no se tenga ... un conocimiento profundo de la mayoría de ellas.
Hoy tenemos casi toda la sapiencia a un 'clip'. Literalmente en la punta de nuestros dedos. Dejarlo pasar no nos exonera de la estupidez elegida. Para muchos jóvenes y no tan jóvenes, como todo está en la «nube», no es necesario saber nada de memoria. Y es que últimamente memorizar tiene mala prensa.
Habitualmente se invoca a internet como referente y fuente de toda sabiduría. Total, con mirarlo en internet... ¿Para qué saber geografía y comprender un mapa, si ya tenemos Google Maps? Claro, que en ocasiones terminamos bajando por una escalinata con el Ford Fiesta. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre un ciudadano culto y un imbécil voluntario? ¿La velocidad del wifi? Tener mejor móvil no te hace un Sócrates o un Petrarca.
Seguramente sería mucho pedir que se ubique y date la batalla de Maratón, cuál es la capital de Suiza o el gentilicio de Cabra, tampoco es cuestión de tener un saber enciclopédico. Se supone que la cultura general es un poco de todo, sin ser erudito de nada. Un poco de geografía, historia, literatura, física, matemáticas... Lo que viene a ser lo justo para pasar el día y no quedar retratado en una conversación de bar o en la cola del supermercado. Especialmente, si por cosas del ciberespacio, no hay cobertura y no te asiste el señor Google o doña Wikipedia.
El otro día, en un curso, una muchacha, ya con añitos, desconocía quién era José María de Pereda. Eso sí, le sonaba. No es para tanto diréis. La susodicha no solo llevaba unos añitos viviendo en Polanco, sino que moraba a unos cientos de metros de la casa natal del autor. Difícilmente el que desconoce y desprecia lo cercano o lo poco, es un apasionado de lo mucho o lo más lejano. Por cierto, a menudo un doble grado, el 'Máster de Augusta' y el del Universo, no implican una vasta cultura.
Entre ser un erudito y pensar que Leonardo, Michelangelo, Raffaello y Donatello tan solo eran 'Las Tortugas Ninja', que Heidegger es el defensa central del Bayern de Múnich o que INRI es la marca comercial de los crucifijos, hay un término medio. Ser ignorante voluntario es uno de los mayores pecados —por cierto, también votan–. La ignorancia cada día nos acecha, nos persigue y rodea. Mientras, la denominada cultura general se reduce, menosprecia y lapida.
Quisiera pensar que hay algo más que pan y circo, o fútbol y Sálvame. Con todo, 'Carmen Díez', disfrutad el momento.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.