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cias o sin tendencias, con olas, mareas o sunamis, al final Revilla, alzado en sus albarcas, no ha conseguido dejar atrás a la Buruaga, que, sin mover un dedo, tan solo ha dejado que el expresidente de Cantabria se diera el batacazo cargado de sobaos, ... anchoas, pizarras y otras gaitas para 'El Hormiguero', lo que no la resta mérito, pues si algo hay que tener en política, además de honestidad, vocación de servicio, valores morales y visión de futuro, es astucia, y saber cuándo basta con callarse para que el oponente se enzarce con sus propias palabras.
Claro que se veía venir el revés electoral de Revilluca, tal y como vaticinaban los taxistas, en cada carrera, que «mucha tele, mucha verbena, pero hacer, hacer, no ha hecho nada salvo 'sobarizar' Cantabria, al contrario del Banco Santander, que la ha internacionalizado con su marca».
Lo que en Ignacio Diego fue un error, dejar a Revilla a su libre albedrío por todas las televisiones haciendo su campaña, mientras él intentaba controlar el déficit recorte tras recorte, en la nueva presidenta de Cantabria ha sido virtud, pues lo poco satisface, y lo mucho empacha, por lo que, unido a la marea azul, todo hacía presagiar el 'revilladebacle', que, con la abstención del PRC en la investidura, y la generosidad de María José, quizás puedan salvar los Marcano los muebles, hasta volver a encontrar a un nuevo Revilla, a no ser que se queden sin discurso, si los de Joaquín Costa, con el apoyo de los nuevos ayuntamientos populares, se 'cantabrizan' y al son de 'Cantabria querida', o del 'Viento del Norte', el amor a nuestro terruño, a nuestra Montaña, de una vez por todas, no es patrimonio de nadie, sino de todos los cántabros, ya que no hemos de olvidar que antes que Revilla se envolviera con la bandera autonómica y el Lábaro, ya en Cabezón de la Sal había un gran amante y defensor de las más profundas raíces de la región como Ambrosio Calzada, a quien habría que hacerle un gran homenaje, desde Mazcuerras a Ambrosera, ruta por la cual Cantabria se hermana con Palencia, siendo hasta hace poco tiempo el mar de Castilla.
Queda mucho por hacer, después de tantos años de folclore «sin pegar palo al agua», hora es que Cantabria vuelva de nuevo al progreso ecológico sostenible que permita que nuestros jóvenes no tengan que emigrar a otras tierras, mientras Revilla firma libros al son de la 'baila de Ibio', y los de 'la jungla de los listos' dejan de campar a sus anchas.
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