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El hecho de que sólo 70 de 7.419 desempleados convocados acudieran a conocer las condiciones de trabajo que ofrecían una serie de empresas del sector hostelero, debería ser motivo de reflexión. Trabajar en un ambiente festivo y en los días y horas en que ... la mayoría disfruta y se divierte, no es especialmente atractivo. A esta circunstancia se une el sambenito contra el que luchan los empresarios del sector: muchas horas y bajos salarios. Supuestas malas condiciones laborales, en suma, que se dan por ciertas, pero que en la mayoría de los casos no se corresponden con la realidad actual. Estos dos parecen ser los argumentos fundamentales de los desempleados –¿debería decir presuntos?– que en su mayoría ni se dignaron siquiera a acercarse para conocer los detalles de las ofertas que presentaban varias empresas, algunas de ellas entre las más conocidas del sector hostelero de Cantabria. Creo que la clave está en un palpable cambio cultural. Mi generación fue educada en la cultura del trabajo, del esfuerzo. En la idea de que para progresar personal, social y económicamente había que bregar sin escatimar desvelos, sin reparar en los inconvenientes de hacerlo a horas muy tempranas, o si la jornada se prolongaba hasta bien avanzada la noche. Ni si el curro te obligaba a perderte sábados, domingos y fiestas de guardar. Había que trabajar. Incluso, si tenías posibilidad, en más de un empleo. Lo primero era el currelo. Era la forma de ser honesto con la sociedad, y uno de los mayores elogios que te podía dedicar cualquiera, era decirte que eras muy trabajador.
Hoy impera otra cultura. Es la cultura del ocio. Lo más importante no es cuánto pueden ganar si trabajan unas horas más, o en una segunda ocupación. Lo prioritario es de cuánto tiempo pueden disponer para disfrutar. Y se conforman con lo justo para poder subsistir, a cambio de más tiempo de expansión. Toda generalización es injusta. No caeré en el error de incluir a todos los jóvenes en ese saco. Muchos, posiblemente menos de los que sería deseable, han heredado la cultura del esfuerzo. Quiero pensar que serán recompensados.
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