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La rueda de prensa de María José Sáenz de Buruaga ayer, tras la Conferencia de Presidentes celebrada en La Magdalena, tuvo un notable paralelismo con ... la que ofreció en La Moncloa el pasado 27 de septiembre, tras entrevistarse con Pedro Sánchez. Su resumen de lo acontecido se concretó en una sola palabra: decepción. Fatídico vocablo pronunciado por la presidenta de Cantabria en ambas citas. En este caso, valorando los precedentes y circunstancias previas al cónclave, cabe convenir que ha sido una decepción anunciada.
Muy poco, o casi nada, cabía esperar de una cita a la cual llegaba el presidente del Gobierno de España obligado por la demanda de las comunidades gobernadas por el PP, y tras tres años sin convocar una reunión que se estableció debía celebrarse cada seis meses. Incluso, el órden del día, con temas tan relevantes como la financiación autonómica, la sanidad, la vivienda y la inmigración, le fue impuesto a Sánchez por las comunidades, ya que inicialmente solo quería hablar de este último asunto. Con tales precedentes, no sorprende que, como afirmó Sáenz de Buruaga, no hubiera propuestas ni acuerdos. Apenas «anuncios de efectos especiales para grandes problemas, pero no soluciones», sentenció.
El presidente del Gobierno insistió en la bilateralidad en la financiación autonómica, es decir, el trato de favor a quienes le mantienen en Moncloa, aunque sin mencionar explícitamente a Cataluña. Salvador Illa habló de solidaridad ante los periodistas, afirmando que Cataluña no busca privilegios. No desveló cómo quedándose con 13.000 millones más de la caja común, va a ser solidario con el resto del país. Quizá confunde solidaridad con limosna.
Un foro que debería haber servido para sentar las bases de acuerdos de Estado con un amplio respaldo, que se plasmasen en medidas eficaces frente a graves problemas de todos los españoles, se quedó en un escenario más para la confrontación partidista. Puyas cruzadas en el desarrollo de la reunión, y críticas a los rivales en las comparecencias. ¡Qué pena! Ni siquiera el espíritu navideño logró dulcificar la permanente contienda. Nos tendremos que conformar con la extraordinaria promoción que supuso la Conferencia para Cantabria.
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Ana del Castillo
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