Demócratas y déspotas

El hecho no ha tenido precedente en las diez legislaturas anteriores, que resulta un margen más que notable para haber encontrado ese entendimiento, que ahora han sabido alcanzar los cuatro partidos a los cuales hemos elegido los cántabros. El reparto, matemático, indiscutible, en función de su número de diputados, aunque los populares podían haber impuesto su mayoría para hacerse con el control de todas las comisiones. Presidirá cuatro el PP, dos PRC y PSOE, y una VOX. Idéntica proporción en la composición de cada una de ellas (4-2-2-1), con lo cual el partido que sustenta al Gobierno estará en minoría, y obligado a atender a los criterios del resto de formaciones, lo cual resulta muy conveniente.

Ante este acuerdo, habrá quien se pregunte: ¿Cómo aquí es posible entre cuatro, y a nivel nacional no, al menos entre las dos formaciones más votadas? La respuesta es simple: dos no pactan si uno no quiere. Si uno impone los intereses personales sobre los generales. Pactan los demócratas de verdad. Imponen y buscan otras vías en su único beneficio los déspotas. Los hechos califican por sí solos a cada cual. Aquí el PP ha hecho un ejercicio encomiable de democracia. En Madrid, prosigue el funambulismo político, retorciendo lo que haga falta, cambiando de opinión cuanto sea necesario y cuando sea preciso, en aras del interés general de lo suyo. Y quienes se atrevan a manifestar democráticamente su desacuerdo, son golpistas. Despotismo, y no precisamente ilustrado.