Jóvenes atrapados, desencantados

La generación más preparada se enfrenta a un futuro incierto, visibilizando la imposibilidad de alcanzar los niveles de bienestar de los que hemos disfrutado sus progenitores. Nosotros conseguimos adquirir una vivienda, con sacrificio y a costa de pasarnos media vida pagándola mes a mes, pero fue posible. Para ellos cada día es más complicado, y así se explica que la tasa de emancipación en Cantabria disminuyera en el último año en 0,2 puntos porcentuales respecto al anterior, mientras que el conjunto de España mejoraba ligeramente. No es que no quieran irse de la casa paterna, es que no pueden.

Tienen razones para sentirse atrapados, engañados por el sistema. Les hemos insistido en que debían formarse, y nos han hecho caso. Pero con grados, dobles grados, másteres y títulos de idiomas bajo el brazo, al final la realidad es la señalada por el informe del Consejo de la Juventud de España: menos de 1.000 euros netos al mes. Mientras, esta misma semana leo que las empresas aumentan sus márgenes y se encaminan a un ejercicio récord, por tercer año consecutivo.

No podemos permitirnos una generación desencantada, como la que cantaba en los 90 Mylène Farmer ('Je suis d'une géneration désenchantée'). Los gobiernos, regional y central, deben hacer mucho más por el presente y futuro de nuestros jóvenes. Pero ya.