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Queridos Reyes Magos: soy consciente de que soy y estoy muy mayor para escribiros esta carta, que ya no os enviaba desde hace más de cinco décadas, pero tal y como están las cosas en mi Cantabria y en España, y dado que, pese a ... mi edad, nunca he renunciado a mantener la ilusión que vosotros representáis, he decidido pediros lo que considero que únicamente vuestra magia puede hacer posible. Me pido para este año distensión. Es lo contrario de crispación. Una palabra que, viniendo vosotros de tan lejos, y a pesar de vuestra sabiduría, quizá os suene extraña, porque hasta no hace mucho era muy poco utilizada. Sin embargo, desde hace ya algún tiempo está en boca de todos, porque define el estado de ánimo y la acción permanente de nuestros políticos. De todos los colores y tendencias.
Lo peor, queridos Reyes Magos, es que esa actitud de confrontación permanente, de rechazo al que piensa y opina distinto, se está extendiendo como el más patógeno de los virus entre nosotros, entre los ciudadanos de a pie. Antes solíamos tomarnos un café o una cerveza con amigos de ideologías diferentes, exponiendo cada cual su particular visión de las cosas, sin alzar la voz, sin estridencias, con mutuo respeto y, por supuesto, sin entrar en ningún tipo de descalificación. Solamente discrepábamos. Y ¡faltaría más! seguíamos siendo tan amigos. Ahora es cada vez más difícil poder mantener ese tipo de conversación. De inmediato se colocan etiquetas terminadas en 'ista', ubicando arbitrariamente al de al lado en algún bando concreto, cuando igual nunca ha pertenecido a ninguno. Parece que no es posible estar fuera de todo redil político. Quizá porque una mayoría han pasado de simpatizantes, a convertirse en radicales forofos del líder más cercano a su ideario. Y nunca fue así. Al menos, yo no lo recuerdo así.
Antes había rivales políticos. Ahora se han convertido en enemigos. Antes contaban los logros y aportaciones de cada cual, hechos, realidades. Ahora compiten en mentir, en propagar noticias falsas, no solo para confundirnos, sino para indignarnos. Traedme distensión, y noticias veraces, por favor, queridos Reyes Magos.
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