Poco júbilo, mucho ocultismo

Para todo esto ha dado lo que va de Año Jubilar Lebaniego. Todos los detalles de lo que se ha cumplido, y lo que no, y de lo que ha costado, han sido publicados con detalle por este periódico. Pero no porque se haya producido un ejercicio de obligatoria transparencia por parte de los gestores de la cosa pública, no, todo lo contrario. Ha sido un encomiable ejercicio de tesón y profesionalidad periodística para mostrar a la opinión pública lo que el anterior Gobierno, y en particular el exconsejero de Turismo, han querido ocultar a toda costa. Hubo que recurrir al Consejo de Transparencia y Buen Gobierno nacional, tras más de un mes de espera sin respuesta. Todo un ejercicio de ocultismo, que resulta mucho más grave aún que el hecho de que se haya gastado todo el presupuesto cuando aún no se ha llegado al ecuador del Año Santo. En esa línea, el exconsejero ni se ha dignado a ponerse al teléfono para dar explicaciones.

A juicio de los hosteleros de la comarca protagonista, hay pocos motivos para el júbilo, y muchos para la crítica. Quizá el Parlamento de Cantabria pueda/deba esclarecer las causas de tan poco júbilo y tanto ocultismo.