Reparto de migajas en Santander

La reunión del 13 de diciembre va a tratar de la vivienda, que era el único tema que inicialmente pretendía abordar el presidente del Gobierno, pero la presión de las comunidades del PP ha forzado que también se hable de inmigración, sanidad, y por supuesto, financiación autonómica. Incluso autonomías gobernadas por el PSOE se han opuesto al convenio, concierto, acuerdo o como quieran llamarle para marear la perdiz, con Cataluña. El regalo que expertos economistas que han pasado por la Comisión General de Comunidades Autónomas del Senado han calificado de «desastroso», «negativo» y hasta «inconstitucional». Esos técnicos cifran la dádiva entre 6.000 y 9.000 millones más anuales para esa comunidad. Y como señaló uno de ellos, «lo que a uno suma, a los otros resta». Obvio. Si alguien come más tarta, queda menos para el resto.

La última es de anteayer. Para aprobar su reforma fiscal, el Gobierno adaptó el impuesto a la banca a las exigencias de Junts, y cederá la gestión de la parte correspondiente en función del PIB a las haciendas forales. Navarra y País Vasco podrán modificar tipos y exenciones, y beneficiar a los bancos con domicilio social en su territorio. Como ya sucedió con el «impuesto a los ricos». En suma, está repartida la mayor parte del pastel. En Santander, como mucho, se distribuirán las migajas que quedan.