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Ya lo dejó dicho hace 178 años Ramón de Campoamor. «En el mundo traidor, nada hay verdad ni mentira: todo es según el color del cristal con que se mira». Señalaba acertadamente el poeta que cada cual ve y valora la realidad desde su particular ... perspectiva y/o situación, aunque cuando las visiones y/o percepciones de observadores diversos coinciden, podemos deducir que esa valoración se aproxima a la certeza.
En el seno de la asamblea anual de la Confederación de Empresarios, el presidente de CEOE-Cepyme en Cantabria, Enrique Conde, aseguró que en el año de gobierno del nuevo Ejecutivo regional, desde la perspectiva del colectivo al que representa, «esto no termina de arrancar». Un diagnóstico compartido por otros observadores, desde muy diferentes visiones.
En la misma declaración en la que suspendía al Gobierno, Conde incluía la clave de la calificación: «El ritmo de los empresarios no es el mismo que el de la Administración». Y es que los empresarios en general, y su presidente en particular, piensan y actúan a otra velocidad. Anhelan ir al ritmo de un Fórmula 1, mientras Cantabria, tras lustros de inacción, indolencia y autocomplacencia, que han conducido a una palpable decadencia, tiene complicado alcanzar la velocidad de un turismo. Y el resto, en gran medida a favor de infraestructuras de las que nuestra región carece, vuela. Un par de ejemplos de noticias muy recientes. En los últimos diez meses han llegado a Aragón inversiones por más de 23.000 millones de euros de empresas tecnológicas, como Amazon, Microsoft o Meta. Álava, una referencia industrial a nivel nacional, espera crecer más aún con importantes desarrollos en áreas como la computación cuántica y la inteligencia artificial. Por algo disfruta del salario medio más alto y el PIB per cápita más elevado del país.
La presidenta de Cantabria prometía en su balance del primer año al frente del Gobierno «impulsar un cambio en el modelo productivo y cimentar un nuevo modelo económico». Cabría decirle la famosa frase de Luis Moya a Carlos Sainz, cuando su coche se paró en la última especial de un rallye. Trata de arrancarlo María José, trata de arrancarlo, por Dios.
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