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El Estado de Israel sufrió el pasado día 7 de octubre un ataque terrorista que revive el padecido por Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Después de la feroz irrupción, preparada minuciosamente por la organización terrorista Hamás, solo en Kfar Aza, localidad situada ... a pocos kilómetros de Gaza, familias enteras fueron diezmadas en su propia casa. Se produjeron asesinatos de hombres, mujeres y niños, bebés, violaciones, secuestros y disparos a ciegas sobre personas indefensas en un concierto, en una granja, en una viña o donde fuera. Como ocurrió después de la agresión perpetrada por los suicidas de Osama bin Laden contra las Torres Gemelas, las consecuencias geopolíticas tardarán años en manifestarse. Pero en las horas posteriores a la masacre contra el pueblo de Israel hay algunas circunstancias que impresionan y desconciertan.
En primer lugar, el salvajismo extremo de los agresores que va más allá del odio entre comunidades y se adentra en la criminología patológica. Después de los vídeos de decapitaciones en directo de los fanáticos del Estado Islámico no se ha- bía visto semejante atrocidad inhumana. En segundo lugar, la vulnerabilidad de las defensas de Israel que durante décadas ha dedicado ingentes recursos económicos, tecnológicos y humanos a la seguridad de sus habitantes. Una prioridad que ha construido un país semi-militarizado rodeado de enemigos. Y en tercer lugar, la frialdad de los partidos y organizaciones de la izquierda que, ante una masacre sin precedentes, han eludido solidarizarse con las víctimas y las han convertido en culpables.
Amnistía Internacional no cita ni una sola vez en su comunicado la palabra terrorismo y con una equidistancia increíble habla de la masacre como si se tratara de un enfrentamiento bélico convencional entre dos ejércitos. Al número dos de Yolanda Díaz, Enrique de Santiago, este salvajismo sobre la población civil israelí no le parece que sea terrorismo, ni crimen contra la humanidad. Y su jefa, que exige que Israel cumpla la legalidad internacional, le pide a Pedro Sánchez que incumpla la nacional y apruebe una amnistía para sediciosos.
El filósofo francés Bernard Henri Ley dijo a la vista de la reacción de la izquierda europea: «Dar excusas a Hamás, argumentando que su barbarie es una respuesta a una opresión anterior, no hace más que reproducir una inmundicia que ha justificado durante siglos el antisemitismo». El geopolitólogo Dominique Moïsi cree que estamos ante un pogromo moderno evocando las persecuciones históricas de los judíos en Europa.
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