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Pedro Sánchez acaba de afirmar, con aplomo, que «habrá Gobierno progresista». Aunque por el tono mitinero también podría interpretarse como un acto de precampaña. Se podría referir a que habrá Gobierno pero después de la repetición de elecciones. Así que el suspense va a prolongarse ... un tiempo. El presidente en funciones, sin embargo, dio por hecho que los resultados del 23J ya le habilitan para negociar la investidura. Afirma que buscará los votos debajo de las piedras pero, en realidad, sus socios prioritarios, los partidos de Puigdemont y Junqueras, desvelaron que ya los ha buscado y pactado porque, según este último, la amnistía está ya comprometida desde la elección de Francina Armengol.
Sánchez parece decidido. «Los españoles han hablado», dijo. El que no ha hablado ha sido el candidato, porque ni en la campaña ni en el programa advirtió a sus votantes de su disposición a amnistiar/olvidar los delitos cometidos por los secesionistas durante el referéndum ilegal. O sea, el pueblo ha hablado pero no tenía todos los datos porque el presidente no le había avisado de que con su papeleta podría avalar la amnistía, un Congreso plurilingüe y una España plurinacional. Y, quizás, algunas otras mercedes a los socios que le permitan completar los 176 escaños que va a necesitar para seguir en La Moncloa.
Sánchez no menciona el precio de sus pactos pero acusa al PP de convocar un acto contra su investidura y el leitmotiv de los populares es «contra la amnistía», la conclusión es obvia. La gran mayoría de las apuestas se inclinan a dar por hecha la investidura de Sánchez y a descartar la repetición de elecciones. Más o menos 9 a 1 o 8 a 2. Se admiten apuestas. Solo hay dos obstáculos en el camino. Que el malestar en una parte de la militancia socialista se haga insoportable en La Moncloa. O que la estrategia de Puigdemont pase por tensar la cuerda hasta un límite que le impida a Sánchez llegar más lejos de lo que el PSOE pueda digerir ahora.
Para neutralizar el primer obstáculo, el entorno 'sanchista' está filtrando que González, Guerra, Redondo... están coordinados con el PP en «un complot» y que las críticas de los históricos están organizadas. Desactivados. El segundo obstáculo pretende tunearlo con la fórmula mágica de la unilateralidad. Que viene a decir que los 'indepes' renuncian a lanzar ahora otro referéndum una vez amnistiados, pero si Sánchez sigue en el poder la bilateralidad sanchista hará posible lo que la unilateralidad hasta ahora no ha podido. Como dice Humpty Dumpty en 'Alicia en el país de las maravillas', las palabras no importan, lo importante es quién manda.
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