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Uno. De nuevo estamos convocados a votar. Ahora nos corresponde pensar en cuál puede ser el partido político más idóneo para gobernar España. Otra vez tenemos que expresar nuestro juicio sobre la actuación de los políticos. Y los elegidos tendrán la obligación de desarrollar el ... proyecto económico, cultural y social que propongan. Efectivamente, los políticos son nuestros representantes, trabajan para nosotros, tienen que cumplir sus compromisos y deben dar cuenta de su labor.
Para evaluar con rigor la labor de los partidos hay que comparar lo prometido con lo realizado y, por otra parte, hay que comparar a unos partidos con otros. Para ver si un partido ha cumplido es preciso que esa organización presente un programa riguroso: con objetivos concretos, actividades, tiempo de desarrollo y coste. Las promesas genéricas y las declaraciones grandilocuentes son engañabobos. También es importante que los partidos digan con quién van a pactar en caso de ganar unas elecciones. En definitiva, los partidos deben ser transparentes.
Democracia es sinónimo de participación: todos debemos implicarnos y entre todos decidimos; debemos contribuir al bienestar del conjunto (que implica no dejar a nadie atrás). Es responsabilidad de cada ciudadano opinar sobre cuál es el rumbo y cuáles son los objetivos de la vida en común. Los valores de este modelo de convivencia son: solidaridad, responsabilidad, igualdad, equidad, libertad, actitud de escucha, respeto. Sí, derechos humanos. Y, también, cuidado del patrimonio cultural y natural. En consecuencia, el egoísmo ataca a la convivencia, socava el bienestar general.
Dos. El profesor Ignacio Izuzquiza señaló tres problemas de la democracia: la profesionalización de la política, la crisis de participación y la crítica al carácter formal de la democracia. El diagnóstico es certero. En primer lugar, no son pocos los que viven de la política, y algunos no han trabajado nunca en otro ámbito: empezaron en las juventudes de un partido, ocuparon un primer cargo público por ser miembros de ese partido, luego ocuparon otro cargo y nunca más dejaron el sillón oficial. Esta trayectoria, en ocasiones, provoca que se agarren al sillón con uñas y dientes, y que muchos digan 'amen' al líder para que les mantenga en el puesto.
En segundo término, la investigación indica que muchos ciudadanos se alejan de la política. La imagen de los políticos no es buena; muchas personas denuncian que se ocupan de lo suyo y solo bajan a la calle cuando tienen que pedir el voto. Otra de las razones del descrédito de la 'clase política' es la pelea 'de patio de colegio' que, con frecuencia, sucede en los parlamentos. La impresión es que los políticos no se escuchan, no buscan el acuerdo pensando en el interés general; su discurso se basa, demasiadas veces, en criticar al otro; siempre ven la paja en el ojo ajeno y no quieren ver la viga en el propio. Los pactos de estado o de región o de localidad son algo extraño. Por supuesto, los casos de corrupción indignan especialmente.
En el movimiento del 15M, del 2011, entre otros mensajes críticos con el sistema político, se gritó: «Lo llaman democracia y no lo es». Es decir, muchos derechos no se cumplen, muchas promesas se quedan en agua de borrajas. Ese «movimiento de indignados» denunció que existe una «casta política», unos poderes económicos y unos poderes mediáticos, que se olvidan de los problemas de los ciudadanos y que actúan movidos por egoístas intereses grupales.
Tres. He preguntado en mi entorno qué se opinan de las campañas electorales. Pues bien, las respuestas son muy coincidentes: a la mayoría le aburre; pocos atienden a los candidatos. Las sonrisas y las promesas de los líderes carecen de credibilidad. Molesta que se dediquen a atacarse unos a otros y a repetir eslóganes. ¿Estarán muy equivocados los que me rodean? Seguramente su juicio es exagerado y estereotipado, pero sospecho que es bastante compartido.
Concluyo. Los políticos deben esforzarse mucho más para ser ejemplares. Por otra parte, los ciudadanos tenemos que ser responsables: debemos exigir más a los que nos representan y, al mismo tiempo, estar atentos a la vida política y participar. La política nos concierne a todos, las decisiones que se toman en ese ámbito influye de forma muy importante en nuestra vida cotidiana; la política es algo demasiado seria como para dejarla solo en manos de los políticos. La construcción de una sociedad más integrada y justa se hace entre todos.
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