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Los intereses creados, con permiso de Jacinto Benavente, gobiernan el mundo desde siempre y son una de sus leyes no escritas. La definición del diccionario dice más sobre la realidad conocida que todos los discursos con que se pretende encubrir esta, jugando a la realidad ... virtual de 'Matrix' para hacerla pasar por lo contrario de lo que es. Dice la RAE que 'intereses creados' son las «ventajas, no siempre legítimas, de que gozan varios individuos, y por efecto de las cuales se establece entre ellos alguna solidaridad circunstancial que puede oponerse a alguna obra de justicia o de mejoramiento social». Ya está dicho todo. Con razón Baltasar Gracián no lo llamaba mundo sino inmundo.
Saliendo del ámbito nacional, donde es obvia su aplicación, también encaja en Gaza. Uno de los principales beneficiarios de la guerra entre Israel y Hamás es Vladímir Putin. Sospecho incluso que fue uno de sus artífices ocultos, formando parte de la conjura de naciones aliadas contra Europa y Estados Unidos. El objetivo es debilitar a la superpotencia americana a toda costa y disminuir su influencia en un proceso de rediseño geopolítico del mapa mundial. El foco de la tragedia se ha desplazado de la invasión rusa de Ucrania a la masacre de judíos y palestinos. Putin ha logrado así que no se escuchen los gritos agónicos de Zelensky y que sus exigencias de ayuda resulten fastidiosas en un contexto global donde solo se atiende a los aullidos de dolor y odio de las madres palestinas por la muerte de sus hijos.
Nadie escucha ya otra cosa. Y nos gritan a nosotros, que nada hicimos para acabar con la execrable dictadura de Hamás ni para frenar la feroz venganza israelí. Somos culpables, una vez más, como en Bosnia, y nos negamos a reconocerlo. Nuestra casta política, sobre todo, es culpable, digámoslo claro, por no haber contribuido, década tras década, a que este mundo sea un lugar más habitable y próspero. Y gana mucha pasta, no soy demagógico, por hacer tan mal su trabajo.
Y llega la Navidad, pese a todo, y la publicidad navideña y la gente se echa a la calle para oír el rumor de la gente y silenciar el ruido de sus conciencias. Nadie quiere quedarse en casa viendo las tropelías infames de los gobiernos y las matanzas atroces en Gaza y Ucrania. Gente escuchando el murmullo del gentío, eso hay ahora en todas las ciudades. Gente que no desea oír nada más que ese ruido de fondo masivo. Este año no me pienso perder el mensaje navideño del Rey. Lo mismo nos llevamos una sorpresa. Más ética y menos política.
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