Continúa la fiesta

Aun no siendo lo habitual, en su derecho estaba, pero lo que resulta inconcebible es que algún partido político y algunas corrientes de opinión pretendieron mostrar esa exhibición corporal como la más evidente reprobación de la opresión que padecen los derechos del feminismo. Hablar de tetas y de ubres en nuestro medio no deja de ser algo habitual. Son muchos años de educación sanitaria tratando de fomentar la lactancia materna, y no digamos lo mucho que nuestros ganaderos conocen del tema; ya saben: ‹Ante la duda…›. Sin embargo, ante la situación de incertidumbre que estamos creando en educación sexual, veo muy positivo que de vez en cuando recordemos que uno de los caracteres sexuales de las hembras de los mamíferos —mujeres incluidas— son las mamas. Quizás, si seguimos así, con el tiempo los machos no tendrán más remedio que exponer sus colgantes atributos, o quedarán para contemplarse en los museos.

Diferenciar los dos sexos es importante y conocer las desviaciones también. Evitaríamos hechos como el ocurrido este mes en la cárcel alicantina de Fontcalent, donde un recluso que se autoconsideró mujer fue cambiado al módulo correspondiente y embarazó a una reclusa. ¿Llevaría los ovarios colgando? ¿Ya no hay médicos de prisiones?