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Preferí guardar silencio y no añadir más calificativos a la DANA. Ya bastante tenemos con los tertulianos. En fin, como mañana comienza diciembre, tiempo de Adviento, no quiero faltar a la cita de este mes. Historia y tradición. Para el mundo occidental, creyentes o no, ... el nacimiento de un judío llamado Jesús hace unos dos mil años, marcó el comienzo de una era. Aquellos primeros judeocristianos, sin pensárselo, iniciaban con las bienaventuranzas la rebelión más grande en la historia de la humanidad.
Ya la relación con un solo Dios –había demasiados– dejaba de ser un privilegio de la raza judía como pueblo elegido, era la religión de los afligidos, los hambrientos, los perseguidos, los pecadores… Otro judío, Pablo de Tarso, ciudadano romano, primero perseguidor de cristianos, llevaría a Occidente la revolución de lo que algunos discípulos de Jesús habían publicado con más o menos fortuna en los Evangelios, aquello que acaso habían visto u oído y creyeron. Comparto esta breve reflexión con los lectores: aunque no los veamos, los átomos existen. ¿No será nuestra conciencia el soplo eterno impulsado a la materia perecedera por el creador?
Casi sin darnos cuenta, un año más otra Navidad. De alguna forma ya somos historia y testigos de ella, como también fiel testimonio de nuestro pasado industrial es el encuentro anual de los que un día formamos parte de una de las empresas más emblemáticas de Cantabria: Talleres Obregón SA (TOSA). Cada vez somos menos –cosas de la edad–, pero en el entorno de la festividad de Santa Bárbara recordamos a todos. Como médico –jovencito universitario–, aprendí mucho del mundo laboral con aquellos trabajadores, ya curtidos y bien formados –de los mejores– tanto en la ciencia como en la técnica de la metalurgia, y también de las ilusiones de los jóvenes aprendices, hoy ya abuelos. A todos, mi gratitud. Compartir mesa y mantel, todo un privilegio y un honor.
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