El «oro» del Padre Camino

No, no es que nuestro primo Ángel Camino Lamelas, padre agustino, alcanzase oro, plata o algún diploma en París: el viernes, en el Santuario de Nuestra Señora La Bien Aparecida hemos tenido el privilegio de poder asistir a la Eucaristía en acción de gracias, conmemorativa ... de sus «bodas de oro sacerdotales». Este ha sido el remate de aquella «olimpiada» que emprendió hace 50 años. Entre un desbordado centenar de asistentes —familias Camino y Lamelas, amigos, y la gran familia de San Agustín—, revivimos en el mismo templo aquella primera misa solemne oficiada por Ángel. Era un jovencísimo fraile. Para nosotros seguía siendo el chaval avispado y travieso, hermano de Jesús y Marusa, los tres hijos de nuestros primos María Luisa y Ulpiano. Mantuvimos siempre abiertos nuestros hogares entre Santander y Torrelavega y al compás nuestros sentimientos: «Ángel nos ha dicho que tiene vocación y quiere ser agustino». El resto vendría después: la Vid, Los Negrales, y ya en Madrid el colegio, las parroquias de San Manuel y San Benito, Santa Ana y La Esperanza, y desde la VIII Vicaría hasta la Almudena. Hoy, junto con esta familiar y bendita «olimpiada» del padre Camino, todavía caliente nuestro medallero olímpico, destaco la participación en París de 12 cántabros entre los 383 españoles competidores en 31 deportes. Han cosechado 18 medallas —5 de oro, 4 de plata, 9 de bronce—, a lo que se añaden 51 diplomas olímpicos. Como glosó el alcalde en la inauguración de nuestras fiestas, tanto la medalla de bronce lograda por Cristina Bucsa en tenis dobles, como el quinto puesto en 800 metros que Mohamed Attaoui mantuvo con su esfuerzo, merecen el reconocimiento agradecido de sus convecinos. Entre nuestros mejores deportistas su huella ya es historia viva. Para los campeones la ruta continúa: «Más veloz, más alto y más fuerte». Esa también ha sido la senda del padre Ángel Camino.