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No en la edición de 1922, sino en posteriores, Adriano García-Lomas incluyó en su léxico montañés 'azorrado', con el significado de 'adormilado'. Aunque popular, sin embargo, no era voz exclusiva montañesa. Ya el 'Diccionario de Autoridades' (1726) explicaba que azorrarse es «estar como dormido, ... y casi sin el uso libre y entero de los sentidos, por tener mui cargada la cabeza, o por causa de alguna enfermedad, o accidente, o por excesso de haver bebido demasiado vino, o por razón de la pesadez del tiempo. Es voz del uso familiar formada de la partícula A, y del nombre Zorra, que metaphoricamente se toma por borrachera: y por esso comunmente se dice del que está borracho, que está azorrado, o que tiene zorra». Es curioso que la palabra 'zorra' provenga de una portuguesa para holgazán ('zorro'). Gonzalo Correas, en su vocabulario de refranes (1627), nos ilustra: la 'zorra' se asigna al beodo «porque el vino se sube a los cascos como humo, y la zorra con el humo que se la dé se cae y emborracha». Al parecer, se utilizaba el humo para sacar al zorro de su madriguera.
Viniendo, pues, de la vida alegre, 'azorrado' pasó a triste sesteo. Así el 'Diccionario Histórico de la Academia' (1933) recoge una cita cómica de Villaroel: «Azorrado, soñoliento y tan torcido, que tenía la cara en conversación con la bragadura». El DRAE actual acepta lo de adormilado.
Pero no hay duda que 'azorrarse' fue popular en Cantabria. Mi difunto padre, natural de Valderredible, lo usaba cuando emergía de una cabezada de sobremesa frente al televisor. Así los hablantes cántabros que emplean espontáneamente 'azorrarse' van desapareciendo, y el verbo se extingue como los montañesismos propios. Pero, ¿no es acaso una voz extraordinariamente útil? ¿No nos quedamos azorrados en cualquier parte por no dormir de noche, a causa de nuestro estilo de vida pantallil u otros insomniógenos? Azorrarse es el destino de una cultura extenuante en que los momentos felices no se viven: se consumen. Advirtamos no solo que la vida es sueño, como especuló Calderón de la Barca, sino además que el sueño es vida.
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