Comparando encuestas

–¿Y qué me puedes decir de ese cotejo? Aún no leí nada.

–Ven y chupa rueda. Esto es como los pasatiempos: parecidos y diferencias.

–Mucho tiempo libre tenéis los gatos. Yo no tengo tiempos ni para pasatiempos.

Ladeó la cabeza y miró de manera altiva, como preguntándose «¿qué puedo hacer con este sujeto?».

–Escucha, Nin. Parecidos: Revilla se cae de la azotea al tercero, Ciudadanos del entresuelo al subsuelo, y Podemos asoma por la tapa del registro como cuando en las películas de espías alguien emerge a la calle. Otro parecido: el socialismo sube levemente, ¡para que luego digan que el español ha perdido la fe!

–¿Eh?

–Sí, fe es creer en lo que no vemos. El socialismo, ¿tú lo has visto alguna vez? – preguntó Boris.

–Muy gracioso. Termina tu resumen, félido.

–Los verdes no ecologistas andan crecidos, y el ascensor popular cada vez sube hacia pisos más altos, quizá el 12+1, que evita el mal fario.

–El de los gatos negros…

–Ya empezamos con la discriminación por superstición. El negro es muy elegante, yo mismo espero teñirme alguna vez – replicó.

Se acercó a su cuenco y estuvo un rato relamiéndose para quitar del hocico restos de leche.

–Entonces, Boris…

–No he hablado aún de las diferencias. El profeta Tezanos da más fuertes al PSOE y a Podemos, mientras que el maestro Michavila otorga más aguante a Revilla. Pero este no podrá gobernar solo con el PSOE. Esa suma no llega a 18 en ningún sondeo. Necesitará a los comunistas. Por cierto, quiero que me garantices que nadie va a ocupar mi almohadón ni a expropiármelo ni a meterme un recargo del IBI por no dormir en él si no me apetece. Llama al notario ya.

–Sí, los números quedan claros, Boris. ¿Y por el otro lado?

–La encuesta del profesor muestra grandes deseos de un cambio de gobierno. El formato actual aburre ya a muchas ovejas. Por eso casi toda la oposición se viene arriba.

–Pero tampoco de modo definitivo, Boris.

–Ah, evidente. Para el PP sería ideal sumar en abstracto con Vox, porque eso en realidad significa que puede sumar con quien quiera, e incluso gobernar solo, según como queden las cifras– explicó mientras se arrimaba a marcarme con su rabo.

–Ya, tendría margen para negociar con unos y otros.

–Exacto. Si no suma con Vox, nadie querrá jugar con él a las cocinitas. Pero si suma, tendrá más pretendientes que Ava Gardner.

–Qué antiguo eres, Boris, ¿quién se acuerda ya de Ava Gardner?

–Bien lo sabes tú – contestó desafiante.