No es culpa de la UC

Ahora fijémonos en la nota media de la fase general de la EBAU. Para el conjunto de España fue de 6,81, mientras en Cantabria un 7,08. Quiere decir que la nota EBAU cántabra se parece más a la media de Bachillerato, mientras que la general española se parece como un huevo a una castaña. En Canarias, Andalucía o Murcia la diferencia es de más de un punto.

El problema no es, por tanto, que haya algún error en la EBAU, con ser molesto y criticable, sino que se está dando una inflación espectacular y desigual de notas de Bachillerato, que pesan un 60% en la calificación final para acceso a universidad. Así, un cántabro tiene que hacer un esfuerzo EBAU mucho mayor porque él llega con 7,60 de Bachillerato y el andaluz con un 8,09. Y por ello los líos con la EBAU (errores, exigencia desmedida) resultan más sangrantes en aquellas regiones cuyas notas medias bachilleriles son más bajas, pues el estudiantado ya tiene una desventaja inicial a la hora de aspirar a una nota de corte de aplicación nacional.

Cuando miramos la calificación final que permite acceder al grado, en España el promedio es de 7,44 y en Cantabria un 7,41. Incluso realizando mejores pruebas de EBAU que el andaluz, el cántabro queda arrollado por la inercia del Bachillerato, con el andaluz puntuando 7,66. Además, esa media es mejor también en tres autonomías vecinas cuyos estudiantes pueden acudir a nuestros grados: Asturias (7,58), Castilla y León (7,50) y País Vasco (7,43).

Ante esto, lo que ha hecho nuestro Gobierno regional es el avestruz. Ni es regionalismo perjudicar al alumnado cántabro, ni socialismo perjudicar al de menos recursos económicos (pues la privada como plan B no está al alcance de todos). Es una lamentable chapuza, un desperdicio de talento joven y un paso atrás en cohesión social. Los que tienen que dimitir no están en la UC, precisamente.