El prognoscopio

–Sabía, Boris, que no te resistirías a comentar las elecciones del 23J. Es una sardina demasiado grande como para que te la saltes en el menú –le dije para provocarle un poco.

–No te emociones –replicó con rapidez de félido–, solo quiero hablar de ovejas sin pastor y de pastor sin ovejas.

–Pues ya te explicarás…

–¿Has oído hablar del 'prognoscopio'?

–No, gato, primera vez.

–Es un invento de un matemático y filósofo polaco que vivió en Francia en el siglo XIX. Se llamaba Josef Maria Hoene-Wronski y decían que estaba algo tronado. Fue precursor de las orugas de los tanques y de algunos resultados de alta matemática, pero otras ocurrencias recibieron peor acogida que un gato en una pescadería.

–¿Y el prognoscopio, era suceso u ocurrencia?

–El prognoscopio o prognómetro era un instrumento compuesto por dos esferas con que este Josemari pretendía predecir el futuro, gracias a las ecuaciones que determinan la historia.

–Pero eso ya lo tiene Tezanos en el CIS –le dije para ver si entrábamos ya en materia política.

–Pues se le habrá olvidado enchufarlo –repuso de inmediato–. Aquí quien tiene algo parecido es maese Michavila, el meteorólogo electoral.

–Ya veo que además de entender de historia, entiendes de sociología; no necesitas una universidad en Polientes, salvo para dar clases. Ahora cuéntame lo de las ovejas, que no lo hemos entendido ni los lectores ni yo mismo que lo estoy escribiendo…

Esquilose de un salto a su butaca favorita (la mía, claro), se sentó como se sientan los cuadrúpedos en general y comenzó:

–Las ovejas sin pastor son los votantes regionalistas y ciudadanistas de 2019, en Cantabria. Según para dónde se muevan, sale una cosa u otra.

–¿Y qué te dice el prognoscopio?

–El de Amazon no me lo han traído aún. Creo que se lo quedó un ocultista francés que se hacía llamar Eliphas Lévi. Cavilo que se irán bastantes al socialismo y el resto al popularismo.

–Pero esto no te valdrá para España entera.

–Más o menos sí, porque Ciudadanos se retiró en todas partes y otros como Foro Asturias también –contestó.

–¿Y el pastor sin ovejas?

–Algún pastor va a llorar por las ovejas que el lobo ibérico devore el 23J. Se requiere mucha lana o para gobernar o para forzar una repetición de elecciones.

–Como en Grecia –añadí, dándomelas de entendido.

–No, porque en Grecia las repetidas lo son con ley electoral diferente, que otorga premio de mayoría, 50 escaños, al vencedor. Así Mitsotakis llegó a la absoluta. Me gusta Atenas, porque dan de comer a los gatos y no soportan a los perros –respondió.

–Es que allí saben que 'perrunos' se dice 'cínicos'. ¿Y tu prognómetro cántabro? –inquirí.

–Como Sumar no se multiplique, será cosa de dos o tres partidos. El 3-1-1 lo veo peor que cuando me deslumbran por la noche. Para un 2-2-1 se precisaría mucho verde por el valle. Pero me recorre a mí el espinazo que los 'ex indecisos' suelen votar a mayoritarios.

–O sea, un 3-2.

–Yes, pero no sé para dónde. Dependerá de si los pasajeros regionalistas se sientan a babor o a estribor del barco, o en qué proporciones se redistribuyen. Y también si los de Sumar quieren sumar donde no es Sumar, no sé si me entiendes. O cuántos del valle se hacen de las cuevas para sentirse más a cubierto del futuro.

–Necesitas el prognómetro, Boris, porque te veo impreciso. ¿Y España?

–Grandiosa bifurcación histórica nacional, Nin, y regional. Ortodoxia o heterodoxia, todo muy 'menendezpelayiano'. Casi que se elige qué es ser 'buen español'. Horrorosa conversación, pero es la que hay. Tremendo el guionista.

–Te has vuelto oscuro a la orilluca del Ebro, gato –advertí.

–Si no te gusta, cómprate un prognoscopio –dijo en desplante.

–Más lo necesitaban quienes licitaron el Mupac. Nos hubieran ahorrado tiempo y dinero.

–Para eso no hacía falta instrumental predictivo, ¿o tú esperabas otra cosa, alma de cántaro? –sonrió como solo un gato hace.