«Se ha jubilado la leyenda»

Hasta en los peores momentos nunca perdió los nervios, desató su capacidad de diálogo y manejó como nadie su proverbial mano izquierda. Es difícil a veces ser responsable policial en tu pueblo, pero Vitoño lo ha hecho con la maestría de quien ha preferido hacer bien las cosas antes que exhibir mando.

Estudió en el Colegio Nuestra Señora de la Paz, 'los curas', y después en el instituto Besaya. Quiso ser policía y lo consiguió, aunque después de su formación en la academia, su destino fue el País Vasco de los durísimos años del plomo y el tiro en la nuca. En 1979 se integró en la Comisaría de Eibar y nunca ha olvidado -ni olvidará- los muchos compañeros y amigos que quedaron tendidos en el suelo abatidos por una bala asesina. Tampoco, como a sus hijas, él y su esposa Blanca las tenían que aleccionar para que no hablaran en el colegio de la profesión de su padre.

En 1982 fue destinado a Bilbao, donde trabajó durante 14 años, integrado en la policía judicial, 'los secretas', especializado en la lucha contra el tráfico de estupefacientes. En 1993 consiguió acercarse a casa, quedando integrado en la misma unidad adscrita a la entonces Jefatura de Santander. En 2008 consiguió lo que tanto anhelaba: llegar a Torrelavega, a su pueblo, donde ha ejercido durante nueve años. Primero, como jefe de la Brigada Ciudadana, y después, como comisario jefe, sustituyendo a Carlos Llorente.

Alegre, disfrutón, divertido, tolerante, honesto, serio y estricto en su trabajo, lo más habitual en Torrelavega es que te encuentres con alguien que asegura que es su amigo. Vitoño dedica ahora su tiempo a su familia, a su recién estrenado 'abuelango' y a seguir pisando las calles de su ciudad, ahora jubilado. Seguirá igual. Lo contó Cher, la eterna joven: «Una persona me dijo una vez: '¿No crees que eres demasiado vieja para cantar rock 'n' roll?'. Y yo le dije: 'Será mejor que se lo consultes a Mick Jagger'».