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No me canso de recomendar que se compre y eche de vez en cuando un vistazo al 'Candelario 22', que poco cuesta y mucho ilustra. ... En la página correspondiente al mes que entre sofocos discurre incorpora dos refranes muy pejinos. Uno: «Lo poco agrada. Lo mucho, cansa y empalaga». Dos: «La mujer y la sardina han de ser santanderinas». De la mar, vocea seis especies: anchoa, boquerón, sardina, cabracho, palometa y bonito. Con vocablos de léxico marinero que le tomo prestados para público aviso de lo mucho que se está perdiendo quien no frecuenta el nutricio huerto de sus elocuentes páginas, cultivadas con primor de pescador.
Amayuelera. Pescadora de almejas.
Arreglo. Dinero obtenido en el día por la venta de marisco.
Basa. Fango del fondo del mar.
Cacea. Forma de pescar maganos.
Cavar. Abrir terreno con herramientas para poder marisquear.
Esquila. Quisquilla.
Magano. Calamar.
Maganera. Redeño grande triangular para pescar esquilas.
Murión. Muergo/navaja.
Muerga. Navaja.
Paniza. Lancha grande.
Trente. Rastrillo para marisquear.
Uñar. Marisquear con las manos.
En espléndida nota aparte, a guisa de acotación: Con el nombre panchoneras se conocía a aquellas vendedoras de pescado que durante muchos años repartieron las capturas andando por los distintos barrios de Santander. En esos carpachos se llevaban sardinas, también llamadas parrochas o soubas.
Y sobre Cañadío, en plan maestro de escuela apuntando con la palmeta al encerado, pontifica: «A finales del XVIII era una pequeña marisma llena de cañas silvestres (un cañadío). Con el crecimiento de la ciudad se rellenó el cañadío y se allanó el terreno. Para ello se eliminó una peña cubierta por la hierba (la Peña Herbosa)».
Cañadío es hoy reino del ocio nocturno, tormento de los vecinos. Y en Peña Herbosa ordena y manda el presidente de la Comunidad. Que más podría presumir en las teles de saber sobre Cantabria si leyera el 'Candelariu'.
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