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Final no feliz

Las películas chinas suelen ser más realistas que las occidentales, en su forma de representarse el mundo

Sábado, 30 de septiembre 2023, 07:32

No encontrará el lector, a continuación, una exégesis sobre los placeres lúbricos u otros lujos asiáticos, pero sí una reflexión sobre cómo el modo en que una nación se narra el mundo refleja bien su psique colectiva. Si el cine no es sólo una modalidad ... artística sino, sobre todo, una cosmovisión, llama la atención lo diferente que es el cine estadounidense del cine que se hace en otras partes del mundo. Hace ya década y media que yo apenas consumo nuevo cine de Hollywood. La decisión no fue premeditada, sencillamente empecé a sentir desinterés por muchas películas norteamericanas que, pese a un buen reparto o un impresionante despliegue de medios técnicos, cada vez más a menudo, pecan de predecibles hasta el aburrimiento. Hollywood parece haber perdido frescura, a fuerza de crear situaciones extremadamente previsibles, guiones reiterativos, escenas cliché y personajes que son versiones de bajo presupuesto de arquetipos muy manoseados. El epítome de la previsibilidad hollywoodiense es el final feliz. En Occidente vamos al cine, casi siempre, con la expectativa de un formato narrativo que desemboque en un final adecuado para la trama. Cuando no feliz, sí al menos coherente con nuestras expectativas (occidentales). En China, en cambio, la expectativa es distinta: los protagonistas de la historia no terminan ni felices ni comiendo perdices, mueren de manera trágica para poner a prueba la lealtad de quien les sobrevive o el filme sólo constata que el destino todo lo puede y es pertinaz. La línea programática de Pekín no permite guiones que rebañen en la desdicha humana ni que retraten la cara más cruda de un país donde la vida cotidiana aún es, para millones de personas, una lucha por la supervivencia. Pero el cine chino no es ingenuo. Mientras en Occidente el director a menudo recompensa a su audiencia la espera de dos horas con un 'happy ending' (que ya se intuía desde el principio), en China los espectadores se preparan para salir del cine con preguntas sin respuesta, resultados desgarradores o emocionalmente involucrados con unos personajes avocados a un sino inexorable.

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