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Somos lo que comemos. No es casual que los estadounidenses coman en McDonalds un promedio de un día a la semana. La elección de McDonalds como opción preferida ilustra cuál es la educación nutricional del yanki medio. Es también la comida favorita de Donald. Como ... él, otros 69 millones de personas de todo el mundo eligen, diariamente, esa misma cadena de fast-food en más de 100 países. No está solo Donald en sus preferencias: al menos 73 millones de estadounidenses (más de la mitad de todo el electorado) han apoyado en las urnas su visión de la sociedad y del mundo. Pero el mundo no existe. Existen sólo visiones del mundo. La visión de Donald conecta, como Mcdonalds, con la realidad de la mayoría de la ciudadanía estadounidense. Ninguna marca que no conozca su mercado o incapaz de tomarle el pulso al consumidor, lidera el mercado a lo largo de casi un siglo. Como ningún líder incapaz de entender cuál es el 'sueño americano' llega a la Casa Blanca.
McDonalds encarna una visión del mundo bastante parecida a la de Donald: entiende qué le gusta a la gente, qué funciona y qué no, conecta con el mercado a través de una política promocional y comercial agresiva. Pese a que la suya no es la opción más sabrosa, ni la más nutritiva, sostenible o saludable, (ni siquiera la más barata), es innegable que logra conquistar a millones de personas. Como ella, la clave del éxito de Donald no reside únicamente en su estilo directo o en su mensaje de 'América Primero', sino en su habilidad para conectar con las preocupaciones y frustraciones de una amplia base de ciudadanos de a pie. Esa familiaridad es imbatible: una fórmula ultrasimplificada a base de discursos populistas y retórica grandilocuente, que ofrece una sensación de brío y autenticidad. Como Donald, McDonalds representa también una paradoja moderna: es al mismo tiempo símbolo de éxito global y blanco de críticas en una sociedad cada vez más contradictoria. Donald es a la vez un símbolo de cambio (para recuperar una gloria pretérita) y un foco de discordia en una sociedad dividida.
Así como McDonalds ofrece una fórmula de éxito contundente, simple y directa, basada en el modelo estadounidense (rápido, accesible y masivo), Donald estandariza su mensaje del 'sueño americano' para que este llegue fácil y rápidamente al público: éxito, revancha y un estilo que no requiere explicaciones complejas. Marketing icónico y constante: Donald resurgiendo de las cenizas. Donald ganando un segundo mandato no consecutivo. Donald sirviendo menús Mcdonalds en un drive-thru. Donald mejorando sus resultados electorales del 2016. Donald reafirmando su poder en las urnas. Donald más fuerte que nunca. Donald haciendo grande a América de nuevo… crean una «marca» sólida, fácilmente reconocible y de sabor predecible. Te guste o no, repite conmigo: I'm lovin' it.
El 'McMenú' de Donald pasa por redoblar la guerra arancelaria con China para disminuir la dependencia estadounidense, apoyar a Israel para que amplíe la guerra en Medio Oriente, retirar de nuevo a EE UU del acuerdo global sobre el clima, deportar a 1,3 millones de inmigrantes indocumentados al año, obligar a Ucrania a realizar concesiones a Rusia que pongan fin a las hostilidades, desmantelar el apoyo de EE UU a la OTAN priorizando sus intereses domésticos y estimulando una defensa colectiva más independiente. Además, podría… desplegar una política exterior menos intervencionista pero más confrontativa, alejándose de las alianzas multilaterales o revisando los términos de estas. Quizás… fortalecer el proteccionismo y la regionalización de las cadenas de suministro. Tal vez también… acelerar la tendencia hacia un mundo de economías cerradas, con menos comercio y más autosuficiencia, donde potencias emergentes y la UE busquen rutas alternativas de comercio y cooperación sin depender tanto de EE UU. No se sabe. Hay ofertas de todo tipo: 2x1, 3x1, 8x1, menú infantil, menú familiar, all-you-can-eat. Infinitos combos.
McDonalds no engaña a nadie. También Donald cumple sus promesas. Hasta ahora Europa no ha tenido que elegir entre EE UU. y China, pues ni Pekín ni Washington le han obligado a ello. Pero la victoria de Donald polarizará, aún más, el mundo en dos bloques enfrentados donde Europa no tendrá más opción que posicionarse. Igual que muchos de los órdagos de Donald son puras bravuconadas (meras estrategias de presión y negociación), también hay una diferencia considerable entre las fotografías promocionales de las hamburguesas Mcdonalds y lo que acabas llevándote a la boca (donde un 'tamaño XXL' o el adjetivo 'gigante' sólo representan 1 milímetro más en la habitual porción de carne de 6 milímetros). Pero cuidado… 6 milímetros marcan diferencia: pueden salvarte la vida cuando se trata de esquivar una bala que pasa muy muy cerca de tu cabeza.
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