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Hic Sunt Dracones

Por un solo día en Pekín

Este es el relato de un visionario que desafió todos los obstáculos para cumplir su sueño

Sábado, 3 de febrero 2024, 07:38

Excéntricos, aventureros y brillantes, pese a los sentimientos encontrados que a menudo genera la 'pérfida Albión' en muchos españoles, las islas británicas resultan un pozo inagotable de tradiciones, tendencias, descubrimientos… y personajes carismáticos. Desde que, a finales del siglo XVII, se extendió entre los jóvenes ... británicos pudientes la costumbre de emprender viaje, una vez alcanzada la mayoría de edad como parte de su entrada iniciática en la edad adulta, desde Lord Byron hasta Patrick Leigh Fermor pasando por Washington Irving o Bruce Chatwin, la nómina de trotamundos literatos que ha producido la Gran Bretaña es generosa. 'Grand Tour', lo llamaban: una suerte de 'Erasmus' primigenio y una magnífica idea, pues pocas cosas enseñan tanto como recorrer el mundo con una mochila a la espalda cuando se es joven. Así, aunque no encaja en el modelo de aristócrata (ni en el de escritor) de otros viajeros románticos coetáneos, el protagonista de esta historia es una pintoresca figura que cayó presa del orientalismo decimonónico. Digno de ser llevado al cine, este es el relato de un soñador de tomo y lomo, de un adelantado a su tiempo, inadaptado a su país y al sentido común predominante; de un chiflado romántico que desafió todos los obstáculos para cumplir su sueño. Su historia, casi olvidada, se desentierra cuando, en 2015, en el armario de una librería londinense de viejo, se descubren cientos de legajos relatando sus hazañas. Como en las grandes novelas.

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