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Yo a duras penas logro remendar el botón de un pantalón o cambiar la rueda pinchada de un coche. ¿Tú te verías capaz de empuñar un arma en caso de guerra?». La pregunta se la planteé a uno de los tipos más brillantes que he ... conocido nunca. «Julio, en el actual orden internacional, con el sistema de contrapesos multilaterales y perteneciendo a la OTAN, eso no va a ser necesario», me respondió. En España se acababa de abolir la mili y la guerra era un mal sueño del casi clausurado siglo XX. Corría el año 1998. Hace una eternidad. Por el camino, acostumbrados al paraguas de seguridad de EE.UU., hemos ido externalizando nuestra propia defensa hasta el punto de que ni cada Estado en solitario ni tampoco la UE en común sería ya capaz de defenderse ante determinados ataques. Gracias al contribuyente estadounidense, los europeos nos hemos ahorrado millones de dólares (que, en cambio, hemos podido invertir en hospitales, escuelas o infraestructuras) pero hoy Europa es más vulnerable y menos autosuficiente que nunca.
No es casualidad que Sauli Niinistö (aquel a quien la Comisión Europea ha encargado escribir un informe para mejorar nuestra autonomía estratégica de defensa), sea un finés. Finlandia, en el invierno del 39, fue capaz de detener a un ejército que cuatriplicaba sus fuerzas a base de coraje, disciplina y determinación. En palabras de Niinistö: «entonces la Unión Soviética supuso que podría llegar a Helsinki en solo un par de semanas. Tanto Putin como Stalin erraron al pasar por alto un factor decisivo: aquellos que viven en un país libre tienen su propia voluntad y convicciones. Una nación que trabaja unida constituye una formidable fuerza disuasoria».
Y de unión, fuerza y disuasión habla precisamente el informe que guiará a la Comisión Europea en materia de Defensa y Seguridad durante los próximos años. Como se puede esperar de un finés, Niinistö no se anda por las ramas al hablar: insta a prepararnos para «un mundo cada vez más peligroso e impredecible», sugiriendo que, de manera proporcional a la magnitud de las amenazas que enfrentamos, el 20% del presupuesto de la Unión debe destinarse, en complementariedad con la OTAN, a seguridad y preparación ante las crisis
Es importante aquí poner en perspectiva cómo, en los últimos 22 años, el gasto combinado en defensa de la UE sólo aumentó un 20% mientras USA lo incrementó un 135%, Rusia un 300% y China un 600%. Estas cifras pueden desprender cierto tufo militarista y armamentista si no se ponen en contexto: el gasto en defensa es un gasto social y solidario. Todos queremos vivir en un mundo pacífico pero, precisamente, dar por sentada la paz lleva a subestimar el valor que requiere su protección. El primer paso para garantizar cualquier paz consiste en adelantarse a los escenarios de riesgo, explicando a la población cuáles son las amenazas de las que protegen los ejércitos, cómo y para qué. Ya lo decían los romanos: «Si vis pacem, parabellum. Si quieres paz, prepárate para la guerra». La disuasión es la mejor estrategia de defensa. Nadie intenta atacar a quien reconoce como suficientemente fuerte. Toda la sociedad debe estar comprometida en su propia defensa, por si pintan bastos y mientras llega el 7º de Caballería (o, precisamente, por si no llega nunca).
Niinistö anima a pasar de una lógica reactiva a una proactiva, en la que la población europea esté preparada para enfrentarse a todo tipo de crisis, desde emergencias pandémicas hasta las provocadas por eventos meteorológicos extremos o bélicos. Los ejemplos son muy recientes: la DANA en Valencia ha puesto de manifiesto la necesidad de suficiente concienciación, planificación, formación y coordinación ante eventos extremos e imprevistos. En su informe, Niinistö insiste en que los europeos debemos estar informados, entrenados e implicados –a nivel individual y colectivo– en la defensa de nuestra libertad. Suena rancio y anacrónico cuando solo el 32% de los europeos y el 29% de los españoles decimos estar dispuestos a defender nuestro país en caso de guerra (mientras el 70% de los asiáticos sí lo están), pero defender a España es un derecho y un deber consagrado en el artículo 30 de nuestra constitución. «¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS? ¿Saldrías corriendo?» Niinistö vuelve a dar en la diana: «Si nosotros no hacemos todo cuanto podemos por nuestra propia seguridad, tampoco podemos esperar que otros lo hagan por nosotros». Necesitamos cambiar nuestra actitud y nuestra mentalidad. No vivimos en una arcadia feliz en la que la guerra ha sido erradicada y, con ella, la cultura de defensa. El informe de marras se llama «Más seguros juntos: fortalecimiento de la respuesta y la preparación civil y militar de Europa». Tal vez, también termine acumulando polvo y durmiendo el sueño de los justos en un oscuro cajón de Bruselas junto a otros tantos sesudos informes elaborados anteriormente o siendo objeto de infinitas disquisiciones bizantinas antes de implementarse (en todo o en parte). En él hay recomendaciones a nivel multinacional, nacional y, también doméstico e individual. Quien quiera oír, que escuche. Su autor se llama Sauli Niinistö. Quédate con su nombre pues tal vez algún día pueda salvarte la vida.
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